En el diccionario encontramos que suponer es:
- “Considerar una cosa verdadera o real a partir de ciertos indicios o señales, sin tener certeza completa de ella.”
- “Considerar una cosa cierta, verdadera o real para desarrollar un razonamiento o actuar de cierto modo.”
Las suposiciones son creencias, no se basan en hechos, tampoco en conocimiento, sino solamente en asociaciones que uno va realizando dentro de ese oscuro y complejo mundo al que conocemos como “sistema de creencias”.
Por si acaso, el diccionario dice que la creencia es:
- “Idea o pensamiento que se asume como verdadero.”
En un principio las creencias surgen como sentimientos, los cuales podríamos decir son formas primitivas de los pensamientos.
Para el sentimiento el diccionario nos trae:
- “Estado de ánimo o disposición emocional hacia una cosa, un hecho o una persona.”
Cuando uno aún no piensa intelectualmente, el pensamiento entonces se corresponde con el sentimiento.
Con el desarrollo del individuo es esperable que el pensamiento racional vaya tomando preponderancia, dejando a los sentimientos relegados a su importante función, que no es precisamente la de servir como timonel de la existencia, sino de proveer sensaciones y poner en estados de ánimos que podrían mover a la persona a realizar cambios.
En resumidas cuentas, las suposiciones pueden coincidir con una verdad objetiva, o no.
¿De qué depende?
Esencialmente, de la suerte más que de habilidades o de factores analíticos.
Por ahí aquello que elaboramos en la oscuridad de la mente, adobada con el sentimiento, coincide casualmente con alguna cuestión que se puede comprobar.
Pero, tal vez, ¿por qué no?, la persona se entrene en recoger pequeños rastros, posea gran capacidad de observación y tenga poder de asociación, además retenga datos que le permitan cotejar lo obtenido como indicios, y entonces elabore alguna suposición que tenga más afinidad con algo real.
Podría ser, digamos, al estilo de las deducciones de un Sherlock Holmes, más flojo en genialidad, pero con condiciones para atinar en las suposiciones.
Sí, podría ser posible.
Pero, ¿sería fiable?
En las ciencias se suele hacer suposiciones, a las que se las llama hipótesis, pero éstas no se toman como verdad, tampoco se las afirma.
Son las creencias que deberán ser demostradas o falsificadas, si se sigue honestamente un proceso de investigación y estudio.
El diccionario:
- “Suposición hecha a partir de unos datos que sirve de base para iniciar una investigación o una argumentación.”
Como ves, es un punto de inicio, no la conclusión sobre la cual se construyen mundos y se despliegan acciones.
Pero, por lo general el común de la gente no se para a indagar sus suposiciones, ni tampoco las valora como meras creencias a las cuales poner en tela de juicio.
Por el contrario, y estos son suposiciones mías, las creencias son tomadas como ciertas y se actúa en base a ellas.
En caso de que la realidad se presente diferente, el problema es de la realidad no de la creencia.
¿Se entiende lo que quiero explicar?
Entonces, las suposiciones pueden contribuir a formar o fortalecer otras creencias, y es por ello que forman parte de un sistema de creencias y no son elementos aislados y compartimentados.
Me pasó el otro día con un buen amigo que vio una foto mía familiar, del cumpleaños 50 de mi padre.
El buen amigo supuso que mi padre era un hombre formado en distinguidas universidades y que había alcanzado del título de siquiatra, siendo por tanto también médico.
¿En qué se basó?
No lo tengo claro, pero supongo que en el aspecto maduro de mi padre, sus gruesos lentos (muy de los ‘70s), su calvicie, su mirada profunda, su… ¡qué sé yo!
El hecho cierto es que le erró a todas las suposiciones.
Pero igualmente, el amigo querido –antes de que le informara de su pifia- aprovechó a suponer otras cuestiones a partir de su suposición inicial de la profesión y estudios de mi viejo.
Tenemos pues que las suposiciones no nacen en el vacío, sino que a partir del sistema de creencias previo, al cual retroalimentan y con el mismo se autovalidan.
Por ello, entre otras cosas, un fanático está protegido de la LUZ del conocimiento, porque sus pensamientos están secuestrados por el EGO, el cual emplea creencias para confirmar lo que supone.
Todo aquello que no encaja en el sistema de creencias, es desechado como falso o peligroso. O puede ser encajado a la fuerza, para que entre y no moleste, pero en realidad no constituye una pieza orgánica y acertada del sistema.
Pero dejemos a los fanáticos en paz, no sea que nos persigan, condenen a la hoguera eterna, apresen, sometan al escarnio, expulsen, maten, etc.
Vamos al buen tipo que supone y se mueve movido por su suposición, o se queda petrificado por la misma.
Como no se tiene la información, o ésta es parcial, o se interpreta erróneamente, entonces el espacio vacío se llena con suposición.
Como la mente odia el vacío, es necesario rellenarlo y si falta el buen material entonces cualquier estropicio viene bien.
Allí se construyen las suposiciones.
Que además de todo lo anterior, como no están legisladas por la mente racional sino que provienen de sentimientos y de otras creencias y de retazos de información apropiada, entonces es caldo de fermento para el EGO, que las utiliza para conquistar el pensamiento y someter a la persona a su designio.
Las suposiciones NO suelen permitir conocer, sino justamente lo contrario, porque nos quedamos pegados a la imagen que formamos y no indagamos para encontrar la imagen que se está compartiendo en el mundo allí fuera de nuestras creencias.
¡Qué difícil es vivir convicto de supersticiones y no atreverse a usar el método científico para que sean insumo de elaboración positiva y no barrotes de una cárcel!
Como podrás comprender, las suposiciones aumentan las dudas y conflictos, pero se presentan generalmente como verdades.
Por tanto, estorban todavía más, al quitar la oportunidad de darse cuenta de la ignorancia, reemplazada por la opinión, que vale tanto como el conocimiento teórico y madurez emocional de aquel que la factura.