La séptima jornada de la cuenta del Omer se asocia con la sefirá de Maljut (en hebreo, «realeza»), que se encuentra en el nivel más concreto de las sefirot. Maljut representa el mundo físico y material, y también se refiere al poder divino que gobierna el mundo.
Desde una perspectiva cabalística, se cree que la meditación en Maljut durante la séptima noche del Omer nos ayuda a tomar conciencia de la presencia divina en nuestro mundo físico y material. También nos invita a reflexionar sobre cómo podemos utilizar los recursos y el poder que se nos han otorgado para crear un mundo mejor y más justo.
Sin dudas, es la sefirá que pone en marcha todas las anteriores, incluso las 3 superiores que no son tomadas en consideración directamente durante el Omer.
Es la que construye SHALOM.
Se considera que la meditación en Maljut nos ayuda a conectarnos con la esencia divina dentro de nosotros mismos y a reconocer nuestra propia realeza espiritual. Esto nos ayuda a desarrollar una mayor conciencia de nuestra capacidad para influir positivamente en el mundo y para vivir una vida plena y significativa en armonía con la voluntad divina.
No olvidemos que en verdad somos NESHAMÁ, espíritu o chispa divina, que estamos encarnados en un tránsito por este mundo, para lograr realizar las misiones que hemos escogido para este lapso de existencia terrenal. Poner en orden todas las sefirot para que actúe con majestuosidad Maljut, es lo que implica llevar una vida ordenada, saludable, de progreso y victoria.
En resumen, la séptima noche del Omer nos invita a meditar sobre el atributo de la divinidad que somos en esencia y que hemos de manifestar en nosotros y en nuestro mundo, y a reflexionar sobre cómo podemos utilizar nuestro poder para crear un mundo mejor y más justo, de SHALOM.
¿Cómo piensas poner de manifiesto este atributo divino en tus acciones cotidianas?
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