¿No al no?

Hemos trabajado en numerosas ocasiones la temática fundamental de la Comunicación Auténtica, como también compartimos acerca del valor central del preguntar.
Sigamos buceando en este océano de conocimiento para ir adquiriendo comprensión y actitudes constructivas, de shalom (interno y externo).

Es muy frecuente que nos manifestemos desde el polo negativo: “no puedo, no quiero, no me gusta, no tengo, no estoy en conocimiento, no comparto, no tengo suerte, no me alcanza el dinero“ no y más no, con sus variaciones: “nunca, nada, nadie, jamás” y por el estilo.

En ese mismo polo se encuentran las invectivas, insultos, bajezas, quejas, degradaciones, desprecios, agresiones, mentiras y todo uso similar de la palabra que no provoca un ánimo dichoso, ni brinda consuelo, ni refuerza la estima mutua, ni establece canales de flujo amable, sino todo lo contrario.

Sabemos que para el hombre la palabra es uno de los vehículos esenciales de la socialización.
De hecho, es un de los ropajes con los cuales se inviste su personalidad espiritual: pensamiento, palabra y actos.
Por si fuera poco, de acuerdo al relato sagrado, es por medio del verbo que el universo fue creado. Los dichos del Eterno fueron sucediendo.
Entonces, a través de nuestras palabras podemos crear situaciones, ubicarnos socialmente, generar una imagen que nos representa ante los demás como ante nosotros mismos.
¿Entiendes la importancia de guardar una palabra limpia y positiva?

Cuando insistes en tu impotencia, si te expresas desde el polo negativo, estás enmarcando tu existencia para encerrarte en tu celdita mental.
Por ahí es una estrategia de manipulación, para obtener influencia sobre alguien que quieres poner a tu servicio al presentarte en ese estado patético de incapacidad forzada.
Tal vez aprendiste a hacerte la víctima para obtener así alguna ventaja, sea cual fuera.
Podría ser un recurso que empleas, conscientemente o no, para alcanzar algo.
O, es con honestidad que sientes y crees ese negativismo que pones a circular a tu alrededor.
Como sea, el hablar negativo atrae negatividad.
¡Ojo!, no es una cuestión mística o mágica. No es que el pensamiento negativo verbalizado tenga un poder sobrenatural para imantar cosas oscuras, o de algún modo misterioso se fabriquen amarguras. Es simple y sencillamente una realidad psicológica, que no precisa de atarse a creencias ridículas o venerables supersticiones para existir.

¿Sería posible para ti ejercitarte para que antes de hablar escuches lo que vas a decir?
Si encuentras que usas un lenguaje negativo, ¿estarías dispuesto a transformarlo en su contrario?
Por ejemplo: “no puedo” –> “voy a hacer mi mejor esfuerzo”.
“No me gusta” –> “prefiero eso otro”.
”Soy un idiota perdedor” –> “buscaré alternativas a las que ya he intentado”.
”Otro fracaso más” –> “algo podré aprender para hacer las cosas de otra manera”.
Y así con todo el resto.

Por supuesto, a veces el NO es la respuesta única y necesaria.
NO debes temer decir “NO” cuando no es lo que corresponde.
Ni debes dejar de negarte a aquello que es perjudicial, injusto, caótico, etc.
Un solo ejemplo, si te ofrecen drogas (químicas, espirituales, emocionales, las que fueran) la respuesta debiera ser claro, corta, firme y concisa: “NO, gracias”, sin añadir más, sin excusas, sin dar espacio al tramposo para que introduzca el mal en tu vida.

Pero incluso en la oposición hacerlo desde el polo positivo.
Si lo que se precisa es un NO, no temas pronunciarlo con fuerza y claramente, ese NO es hijo del polo positivo. Pero, a veces hasta las negaciones positivas pueden manifestarse de forma positiva. Un solo ejemplo de esto: en vez de decir (una persona judía respetuosa del kashrut, o alguna de sus reglas): “no como jamón”; bien puede decir: “gracias por ofrecerme eso, pero mi dieta incluye otros alimentos”. ¿Estaría mal decir no al jamón? ¡Claro que no! Pero, ¿la otra forma permite una mayor posibilidad de construcción de un diálogo fecundo? Tal vez, habría que evaluar la situación, el momento, etc.

Recuerda, para construir shalom a veces es necesario demoler cosas, destruir. Ten presente que el límite existe y ser pasivo o proactivo en transgredirlos no es una manifestación de inteligencia o altura moral, sino lo contrario.

Quizás ahora no te quede claro cómo hacerlo, quizás te lo explique luego, pero probablemente cuando te entrenes en oírte ANTES de hablar y en modificar tu expresividad para que aflore desde lo positivo, no precises de mi explicación.

Me encantará saber tu opinión y que cuentes luego de experimentar lo que te propongo ahora. Gracias.

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Shaul Ben Abraham

Es cierto lo que dice y matiza muy bien las cosas dando ejemplos, pero me hizo acordar de una secta rarísima que existe en Colombia llamada el Templo Vegetal y ellos tienen prohibido decir No, y en lugar de decir Novia, dicen Sivia; en lugar de decir Noticia, dicen Siticia y así por el estilo; parece chistoso pero es real; se que es un caso exagerado y entiendo el mensaje, pero el no es importante, si bien se puede decir de muchas maneras

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