No hay problema

Dicen que la Rebbetzin Dena Weinberg dijo (aunque estoy seguro que fue dicho o escrito antes que por esta dama): “No hay problemas, sino solamente oportunidades para crecer”.
Es un lindo pensamiento, mucho más cuando se lo lleva con coherencia a la práctica.
O, como solía decirle el doctor Goldman a mi madre: “No hay que preocuparse, sino ocuparse”.

Vamos a entender un poco más, si es que fuera necesario explicarlo.
Cuando nos enfrentamos ante una situación que no está en nuestro dominio resolver, ¿para qué nos sirve preocuparnos?
¿Acaso la angustia y el malestar no dará una mejor perspectiva o algún poder oculto para sobreponernos a aquello que está por fuera de nuestro alcance?
¿No es más económico y saludable destinar la energía y capacidades para procurar una mejor posición y minimizar las pérdidas que pudieran ser ocasionadas por las circunstancias adversas?
O, ¿tal vez recurrir a algún agente que realmente tenga la posibilidad de darnos una mano, o de facilitar una más agradable experiencia de aquello que nos ha tocado padecer?
Como sea, abrumarnos por el problema y sentirnos asfixiados al punto de la inutilidad dolorosa, seguramente no nos brindará ventaja alguna.
Entonces, obtener la experiencia que nos reporte beneficios para el futuro, aprender de lo malo que atravesamos, no quedarnos atrapados en culpas y miserias, fluir para ser merecedores de chances de victorias próximas.
Es decir, si no tengo lo que hacer para resolver el problema, ¡no es un problema! Me dedico a lo que me sirva y sufro el contratiempo sin agregar pesares a los males.

Pero, si es algo que está en mi poder resolver, sea con mayor o menor facilidad y ligereza, entonces tampoco es un problema.
Es simplemente un obstáculo, para aprender y fortalecerme.
Es una oportunidad para despegarme de la zona de confort y ampliarla hacia un mayor caudal de satisfacción.
Es la chance para crecer, porque solamente cuando se produce alguna grieta o quiebre, es cuando se provoca el avance. Ya que, si nos quedamos quietos, sin despegarnos de lo que conocemos y tenemos, difícilmente se crezca.
Por tanto, si puedo resolverlo, ¡no es un problema! Es la mancuerna que me presenta la vida para desarrollar mis músculos y con ellos todo mi ser.

Si vamos con esta perspectiva por la vida, nos liberamos de tensiones innecesarias, aprendemos a descubrir retos para vencer, potenciamos nuestras energías, no nos sumergimos en lagunas oscuras de reproches y angustias.
No te hagas problemas, fluye con la corriente y encuentra tu punto de poder.

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Delallel

Singin’: «Don’t worry about a thing,
‘Cause every little thing gonna be all right!»

Delallel

Q bueno q la conozca, es una sola estrofa de la canción y justamente me la aprendí hace un par de días por algo muy extraño que pasó con la peque. Quisiera darme el tiempo de expresarlo en un escrito pero no sé si pueda o quiera…
Una sonrisa al sol naciente no viene por arte de magia… o si… quizá…
Cariños Maestro.

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