Perder independencia para ganar comodidad, o perder comodidad para ganar independencia.
Entre ambas alternativas se juega a cada rato tu vida.
¿Tú que eliges?
Tomemos en cuenta que, a mayor dependencia le corresponde mayor capacidad de disfrute “fácil”, pero también crece la angustia de perderlo.
Por tanto, se pasa el rato cómodamente, complaciendo aspectos infantiles de la personalidad, evitando confrontar con dificultades, en posición sumisa ante quien está brindando esas ventajas. PERO, por dentro está corroyendo la emoción negativa, la angustia apretando el pecho, las pesadillas poblando los sueños, porque la vida “fácil se puede acabar de improviso, porque hay un amo que decreta arbitrariamente si nos merecemos los beneficios, porque nos sentimos inoperantes e inútiles, porque aunque no lo digamos estamos apretados por la vergüenza de ser incapaces de soltar las cadenas que nos esclavizan.
Por lo visto, la zona de confort es un nombre engañoso, porque solamente apunta a una de las aristas de esta vivencia: la del pasar confortable. Sin embargo, deja de lado la terrible realidad que no se comenta, o que incluso uno rechaza hacerse consciente de ella. Que los beneficios de la comodidad son abrumados por sus desventajas, siempre y cuando la tal holgura dependa de estar sumiso y sujetado al temperamento de un amo.
Debemos reconocer el valor de los que se animan a liberarse del yugo, que combaten su pereza, que quiebran el sometimiento para alzarse sobre sus pies y obtener el justo resultado de sus obras.
Porque comen lo que cocinan, cocinan lo que cosechan, cosechan lo que siembran, siembran lo que planifican, planifican de acuerdo a lo que aprendieron, aprendieron porque tuvieron la voluntad de salir de la celdita mental y no quedarse empantanados en su Sistema de Creencias.
Para finalizar, no es casual este verso del libro sagrado:
El que con lágrimas siembra, con regocijo cosecha.
(Tehilim/Salmos 126:5)
Porque está en el recibir por justicia lo que es meritorio el verdadero placer, y no en la dádiva que conspira para mantenernos en la esclavitud.
El que comprende, comprende.
Ahora, hay que escalar la comprensión hacia la acción y también hacia el entrenamiento emocional, para que dejemos de lado las excusas inventadas por el EGO y nos permitamos ser felices en libertad.
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