Persona violeta

Tomemos la clásica representación del Etz haJaim,  o Árbol de las Vidas, para ayudarnos a comprender un mecanismo para equilíbranos internamente y con el medio.

Podemos realizar este estudio de manera indistinta empleando cualquiera de sus esferas de influencia, o sefirot, cualquiera de ellas nos serviría para nuestro fin didáctico. Para este ejercicio en particular, centrémonos en la esfera de color violeta (algunos le dicen morado).
A instancias del EGO, una persona sufre la impotencia de manera predominante en sentimientos de desorientación, vulnerabilidad, encontrarse falta de apoyo que le sostenga y fortalezca. Está desesperadamente necesitando recibir señales de seguridad y apoyo, algo que le dé una cuota de poder y le permita sobreponerse a esta angustia. Le cuesta poner en palabras sus sentimientos, de hecho ni siquiera está muy clara de qué siente realmente, por consiguiente, difícilmente pueda recorrer un camino saludable de crecimiento y equilibrio. Pero, sentir siente, allí está la impotencia.
De manera natural y automática el EGO dispara sus instrumentos.
Dependiendo en cuál esfera ponga su esfuerzo para atraer la atención y tratar de compensar su debilidad, será la predominancia de su reacción desde el EGO.
Recuerda, busca la seguridad, evita el rechazo y la condena de parte del otro, quiere que desaparezca esa sombra de la pesadilla original, que es la inmersión en la total impotencia; entonces recurre a lo que tiene a mano para alcanzarla.
Pueden ser falsos halagos, o amenazas, o rabietas, o intolerancia, o el hostigamiento del diferente, o beligerancia, o humillarse, o el masoquismo, o la absurda permisividad, o lo que le convenga para mitigar el dolor de la falta de sentir la aprobación del otro y por tanto no tener seguridad.
Algunas de sus reacciones son francamente contradictorias entre sí, si esto ocurre y se da cuenta, se confunde aun más. Lo cual le refuerza en su impotencia.
Esto también acontece si del otro lado le devuelven señales hostiles, recibe más golpes como respuesta a sus golpes, vejación cuando se burla, lo que ocurra que le mantenga sumergido en el estado de dolorosa impotencia, falto de seguridad, sin certidumbres que les protejan de los vaivenes de la existencia.

Por si no te has dado cuenta, es una fase que probablemente hemos pasado todos en nuestra vida como niños y para algunos marcadamente en los inicios de la adolescencia.
Hay personas que se atan a este sentirse deficientes en esta esfera. Sus aprendizajes y su estructura les lleva a ello. Siempre que el EGO está al mando, habrá llanto y/o grito y/o pataleo y/o desconexión de la realidad, con cualquiera de sus derivados. Estos pueden expresarse de diferentes formas. Dependiendo en cuales sefirot acentúan su experiencia vital, serán las reacciones más o menos estereotipadas que presentarán.
Para explicarlo un poco más claro, veámoslo con un ejemplo.  Alguien que está sufriendo de su impotencia en esta esfera y que tiene tendencia a proyectarse habitualmente a través de la sefirá más baja en la representación (la marrón o multicolor) probablemente tenga arrebatos de violencia física, explotará con golpes, patadas, portazos, etc. Si su condición física, o las relación con el otro no se lo permite, entonces sus agresiones podrían venir enmascaradas como continuos retrasos, olvidos, apabullar con historias huecas, echar culpas, lo que fuera expresión de su agresividad pero de forma pasiva.
Si su tendencia se afinca en la sefirá de color gris, estaremos quizás ante un fanático. Porque, de tan inseguro que se siente, se aferra con uñas y dientes a sus creencias, para no estar en zozobra, para que nadie se atreva a demostrarle su debilidad, para arrasar con aquello que pudiera poner de manifiesto su impotencia.

Sé que es muy complejo, aunque trato de ser sencillo y explicativo, pero no tengo idea si me estoy dando a entender correctamente. Serán importantes tus comentarios.

Ahora, ¿cómo podemos ayudar (ayudarnos) si somos esta persona que tiene particular deficiencia en la sefirá violeta?
¿Cómo llevarnos a un estado de armonía interna que repercuta en lo externo?
¿Cómo permitir que la Luz de la NESHAMÁ llegue radiante y sanadora a fortalecer esta área?

Muchas ideas y prácticas ya hemos compartido desde hace años y se encuentra publicadas en este sitio.
Si eres el “violeta”, entonces aprender a dejar fluir lo que no se puede controlar, pero controlar lo que está en tu dominio.
No pretendas pisotear para estar seguro, sino que admite que te falta seguridad pero no por ello estás fallado o caerás en un abismo insalvable.
Encuentra a alguien en quien puedas confiar, cuestión que no es simple ni sencilla. Intenta confiar en cuestiones secundarias, laterales, para que puedas comprobar la respuesta que te ofrece el otro. Tendrás decepciones, pero no por ello serán solamente fracasos.
Realiza tareas, aunque sean pequeñas, que te satisfagan. Hazlas tú, aunque a primera vista no sea nada emocionante o relevante. Sin embargo, estos pasitos te vigorizan, te fortalecen, te refuerzan en una imagen interna de poder, de no ser un absoluto impedido o impotente.
Pospón las reacciones amargas o violentas, deja pasar, pero no permitas que te maltraten.

Si eres alguien en contacto con un “violeta” y quieres ayudarle, no permitas que te tome como bastón. Anímale a dar sus propios pasos, a conquistar sus sueños. Puedes estar a su lado para dar una mano, pero no a tomar sus decisiones ni a hacer lo que le toca a él hacer.
No admitas que te hable groseramente, ni que con sus enojitos y malos modos te domine. Sé firme y claro, pero al mismo tiempo amable para establecer el límite que necesita y que precisa la relación entre ustedes.
Es más que probable que el “violeta” te atormente con sus dudas a causa de su inseguridad, que pretenda que le hagas los mandados, que le soluciones los problemas. A la par que te culpa de lo que no eres responsable y te exige más atención y cuidados. Como niño pequeño y que se niega a crecer.

Bien, hasta aquí por hoy. Son unas pocas ideas que comparto contigo.
Serán importantes tus comentarios.
Hasta luego.