Por Él

El Eterno no precisa absolutamente nada.
Nada de nada.
Ni nuestros rezos, ni elogios, ni alabanzas, ni rituales, ni que cumplamos para Él nuestros mandamientos, ni que estudiemos Su Camino, ni que existamos, ni que le agradezcamos, ni sacrificios en el Templo, ni donaciones al templo, ni… nada de nada.
Él no está en exilio, para que lo devolvamos a ninguna parte; aunque Su Presencia acompaña a Israel en sus diásporas.
Él no está anhelando nuestros aromas gratos para ser elevados en los altares.
Él no está roto, que debamos recoger sus pedazos y rearmarlo.
Él no se hizo hombre, para que lo enterremos y resucite comprando así nuestra fe.
No, tampoco fe precisa de nuestra parte.
Él es, infinitamente infinito, y por tanto totalmente incomprensible para nosotros.
Él es.

Y sin embargo, sí hay algo que podemos hacer por Él, aunque Él no lo precise ni le complete en modo alguno.
¿Qué es eso que está en nuestra limitada existencia hacer por Él?

Construir SHALOM, por medio de acciones (pensamientos/palabras/actos) de bondad Y justicia, para de esa manera beneficiar a Sus criaturas.
¿Entiendes el motivo?

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Jonathan Ortiz

Al religioso no le gusta saber que nada de lo que hace beneficia a Dios. El religioso prefiere creer que Dios le da «like» a todo lo que el religioso hace (rezo, canto, alabanza, sacrificar algun animalito, ir de rodillas hasta la iglesia, diezmar, pagar promesas, etc) y a cambio Le otorga un favor.

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