En el comienzo mismo de la parashá Behaalotejá encontramos que el cohen gadol (sumo sacerdote) debía encargarse de mantener siempre encendida la luz de la menorá, candelabro de siete brazos que integraba el ajuar de elementos consagrados del Templo.
No era un artefacto pensado para iluminar el recinto, aunque existieran otros idénticos destinados a tal finalidad.
Su presencia y función era otra, al menos una era simbolizar la presencia de Hashem en las vidas de los hijos de Israel.
Una presencia divina que dependía de la acción del hombre, pues sin ella esa presencia no se manifestaba.
¿Se comprende la idea?
Dentro del Santo de los Santos, por sobre la tapa del Arca de la Alianza, la manifestación de la Presencia era obra directa del Eterno.
Fuera, en el patio donde se elevaban las ofrendas, el fuego sagrado del altar provenía de lo Alto y se preservaba milagrosamente, pero se mantenía gracias a que los hombres agregaban leños, movían las brasas, quitaban las cenizas. Es decir, una sociedad Dios-hombre.
Pero, el trabajo en la menorá solamente dependía de la acción del hombre. Si el hombre era omiso, la luz se extinguía, la llama que simbolizaba al Eterno se ocultaba.
Era, es, el esfuerzo del individuo y del colectivo, lo que se precisa para que en el interior reluzca la LUZ de la NESHAMÁ, del espíritu, que es la constante presencia de Dios en nuestro ser.
Si cada uno descuida su parte, la oscuridad invade el espacio destinado a la LUZ.
Si esperamos que por milagro seamos alumbrados, debes saber que 99% (o más) de las veces Dios no hará lo que es tu trabajo hacer.
Él se encarga de proveerte de tu Yo Esencial, la NESHAMÁ, que sería la energía revoloteando en el interior profundo del Santo de los Santos.
Él se encargó de darte la vida, y de sostener la existencia, que sería la llama del altar exterior.
Pero eres tú quien debe encender cada día su menorá, para hacer viva la presencia de la NESHAMÁ. Que el Yo Vivido esté en sintonía con el Yo Esencial. Que la dura roca sea trabajada para transformarla en lo que es en esencia, un hombre completo.
En los hechos, en la práctica, por el momento, la menorá no la tenemos, así como tampoco es posible continuar con esta tradición en el Beit haMikdash (Templo).
Sin embargo, la tarea de preservar la llama a través de conectar las vivencias con la NESHAMÁ, es un deber constante.
Por ello, desaprendamos todo lo que nos aferra al EGO fuera de lugar, aprendamos a vivir de acuerdo al ritmo de la NESHAMÁ.
Alentemos las enseñanzas que se trasmiten en las familias apegadas a la Tradición, en escuelas y comunidades. Apoyemos el redescubrir de nuestra identidad esencial.
Podemos colaborar con dinero para que SERJUDIO.COM y FULVIDA.com continúen trabajando, trayendo Luz al mundo, SHALOM a las existencias.
Y, haciendo lo que está a nuestro alcance para dar realidad material a estas enseñanzas de vida.
Seamos parte de los que transmiten la luz de la Tradición, seamos de estímulo positivo para que se sigan encendiendo en las vidas de cada uno, y ayudando a otros a encender su espiritualidad.
Hazlo, para así obtener dicha y beneficios, aquí y en la eternidad.
Así estás confirmando tu amor y aceptación por tu identidad y el compromiso por continuar la espiritualidad que te corresponde por legado divino.
Mi deseo es que la luz de tu menorá no se apague y siga encendida por muchos años, mientras construyes SHALOM, con acciones/pensamientos/palabras de bondad Y justicia.