Comienza la parashá con la obligación para la nación judía de establecer un sistema judicial y un órgano estatal que haga cumplir las leyes.
El trabajo armonioso de ambos asegura que haya tranquilidad y bienestar para el conjunto de la población.
No es casual que luego se instruye acerca de las condiciones para designar al rey judío, así como reglas específicas para que ejerza su mandato. Porque, a diferencia de los reyes de la antigüedad, el regente de Israel debía respetar las leyes igual que lo hacían sus súbditos, e incluso tenía mitzvot que solamente le correspondían a él. El rey tenía autoridad y privilegios, pero no era un dios, ni estaba por fuera del marco regulador de la vida comunitaria. El poder del rey era limitado por la Constitución (que es la Torá), para cuidarlo y cuidar al pueblo, así podría enfocarse en trabajar para conseguir lo mejor para su nación en lugar de servir a sus propios intereses egoístas.
Con la idea central de un reino de paz, justicia, bienestar, progreso es que continúa la parashá presentando otras mitzvot.
Desde hace muchos siglos que el pueblo judío no tiene su rey, y hasta hace pocas décadas tampoco teníamos un Estado propio, sin embargo siempre se siguieron enseñando y aplicando (cuando es posible estas reglas), ¿puedes explicar por qué?
Quizás te ayude a reflexionar la siguiente fábula de Esopo.
”Un príncipe tenía algunos monos entrenados para bailar. Los vestían con finas ropas y humanas máscaras para bailar tan bien como el mejor de los cortesanos.
El espectáculo era repetido y aclamado con grandes aplausos, al punto que se iban añadiendo nuevas piruetas y coreografías cada vez que se podía.
Hasta que en una ocasión, a un envidioso concurrente se le ocurrió una travesura y tomó de su bolsillo un puñado de nueces y los lanzó delante de ellos.
Los monos a la vista de las golosinas olvidaron su baile, su actuada humanidad y se comportaron como lo que eran, monos en vez de humanos.
Se quitaron sus máscaras, rompieron sus trajes, se despojaron de lo aprendido para luchar el uno contra el otro por vencer en la guerra por las nueces.
El espectáculo del baile llegó así a un final entre la risa y la burla del auditorio, y la confusión de los primates.”
¿Cuál crees que podría ser la moraleja de esta antigua fábula?
¿Cómo la vinculas con el contenido que comentamos de la parashá?