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Estimado Yehuda, Me surge una pregunta: Hemos dicho y aprendido que tanto un Israel como un Gentil son hijos de Dios y cada uno tiene su mision y sus mitsvot para vivir, etc. No hay competencia ni nada de esas tonterias como enseñan los esclavos religiosos. Ahora mi pregunta, existe la conversión de un Yehudi al "noajismo"???? Se vería correcto?? Seria bien visto o aceptado halajicamente??? Si la respuesta es NO, que seria la gran diferencia entre una y otra "conversión"? Gracias por compartir tu opinión
Buen día, gracias por tan interesante pregunta.
¿Puede un judío, natural o que ha nacido gentil y luego se ha convertido leal y legalmente al judaísmo, “convertirse” al noajismo?
La respuesta es que no.
La razón, muy sencilla.
El pacto que el noájida tiene con Dios incluye solamente siete mandamientos.
El pacto del pueblo judío con Dios comprende 613 mandamientos.
¿Nota la enorme diferencia de deberes que tiene sobre sí el pueblo judío?
Muchísimas más limitaciones, restricciones, obligaciones, deberes, para alcanzar lo mismo que el gentil solamente con siete mandamientos: llevar una existencia en sintonía con la Voluntad Divina.
Sí, parece injusto para el judío, ¿no le parece?
Porque el gentil tiene su perfección espiritual a través de siete mandamientos, pero el pueblo judío lo consigue a través de 613.
Pero bueno, los antepasados judíos aceptaron este pacto, lo confirmaron, y se comprometieron a seguirlo y a que lo siguieran sus descendientes.
(Como comprenderá, es más fácil para el judío dar pasos en falso, porque tiene muchas más presiones y cargas que atender. Sería tonto acusarlos por ello, cuando las naciones tienen siete mandamientos y hace milenios los vienen incumpliendo una y otra vez; y sin embargo, no faltan los idólatras que levantan el dedito acusador contra los judíos para pronosticarles “infierno” por tropezar alguna vez).
Cuando el gentil se convierte leal y legalmente al judaísmo acepta sobre sí la responsabilidad y “la carga” de una gran cantidad de mandamientos que por nacimiento no le corresponden. Es decir, su camino, su vida, su “salvación” de manera natural no precisa de imponerse mayores cargas ni de someterse a mayor peso legal. Con los siete mandamientos cumple con su parte y construye una vida de bendición. Ese es el camino para el paraíso para el gentil, simple, sencillo, completo.
Pero, si igualmente quiere servir al Eterno a través de un compromiso de por vida que le obliga a mayores responsabilidades, muchas más obligaciones, menos placeres que como gentil tiene permitidos, y además aprender una nueva cultura que es mucha veces diferente a la que conoce, si igualmente acepta todo esto y solamente para servir al Eterno tal como los judíos deben hacer, entonces puede convertirse al judaísmo ante un tribunal calificado a tal respecto.
Pero, la persona judía no tiene forma “legal” de desprenderse de su responsabilidad. Está dentro de un pacto que lo somete a lo que le corresponde de los 613 mandamientos, y no tiene la opción de quitarse de encima tal responsabilidad.
Es decir, se puede adoptar un pacto que conlleva mayores obligaciones, pero no es lícito pretender quitarse de encima las obligaciones que a uno le toca.
Muchos judíos optan por llevar una vida laica, otros escogen una vida de compromiso con ciertos preceptos, otros con más, y otros (conscientemente o no) abandonan el judaísmo y se asimilan, se pierden entre las naciones y borran el recuerdo de su Yo Esencial. Algunos, tristemente se hunden en el fango de las supersticiones, de las religiones, de la negación del Eterno, tales como aquellos que se encarcelaron al cristianismo en sus diferentes formas (entre las que se incluye el falso judaísmo mesiánico, netzarita, ebionita, y similares). Estos últimos pierden sus derechos como judíos, ya no son considerados como tales, aunque siempre tienen la posibilidad de arrepentirse sinceramente, dejar la maldición y retornar a la senda de la vida.
Quiera el Eterno que cada uno aprenda a reconocer su propia senda espiritual, a valorarla, a amarla, a vivir de acuerdo a ella, para lograr una vida plena aquí y en la eternidad.
Que pase buen día, sepamos construir Shalom.
Moré Yehuda Ribco