Te sientes desbordado por tus sentimientos. Hay miedo. Hay imágenes confusas y aterradoras. Hay creencias y angustias que perturban tu tranquilidad.
Esos pensamientos y sensaciones te atacan de improviso, o incluso te avisan (ya hasta puede que sean persistentes, como moscas molestas que no se fastidian y se van), pero no tienes manera de defenderte.
Te sientes mal, cansado, agobiado, impotente.
A veces, quizás demasiado a menudo, reaccionas de manera agresiva, hacia los otros o hacia ti mismo. Incluso con esa agresión pasiva, con la cual permites que te pisoteen y no atinas a hacer algo provechoso en tu beneficio,
o quizás hasta pareciera que buscaras que te castigaran,
o directamente, te das cuenta que eres tú quien se está boicoteando y llevando a situaciones miserables.
Estás demasiado enfocado en lo que te genera impotencia, revoloteando en remolinos incesantes alrededor de ello.
Como si mascar y seguir mascando el malestar fuera un ingrediente mágico para resolverlo.
Por ahí no tienes noción de lo que te está generando este estado, o tal vez ya lo tienes identificado; pero sea así o asá, el desasosiego persiste.
Probablemente intentaste alguna solución, como plegarias, pactos con deidades, tecitos, pócimas, drogas legales, recetas de Internet, consejos de YouTube y vaya a saber cuántas cosas más.
Tal vez es hora de que te des la oportunidad de aprovechar las enseñanzas y prácticas de la CabalaTerapia.
Compartiré contigo algunas ideas ahora.
Cada vez que el pensamiento negativo invade tu área de conciencia, velo, admítelo, pero no analices, no le des vueltas, deja que siga su curso y tú enfócate en tu propia actividad. Es decir, no conviertas tu pensamiento negativo en tu foco, ni dejes de lado lo que estás haciendo para darle energías a él.
Tampoco lo niegues, ni hagas de cuenta que no está por ahí.
Porque no sirve ni una cosa ni la otra, ni sobredimensionarlo hasta hacerlo el eje de tu vida, no tampoco eludirlo haciendo de cuenta que no está.
Toma nota de él.
Apúntalo en una hoja, déjalo por escrito y sigue con tus asuntos, plenamente en lo que estás haciendo.
Cuanto más exacto seas en tu descripción, cuanto más preciso a la hora de nombrarlo, menos lugar le dejas para que consuma tus energías.
Procura ser mesurado, no sobredimensiones, ni para agrandar ni para disminuir.
Ten bien en cuenta que, la razón es una gran amiga, siempre y cuando no se use en nuestra contra.
¿Cómo es que el raciocinio puede ser un enemigo? Pues, cuando se usa para justificar aquello que debe ser trabajado para ser perfeccionado o eliminado.
Por ello, identifica con claridad y simpleza los temas que te están molestando y te generan conflictos.
Pero no los analices, no des excusas, no indagues más de la cuenta.
Simplemente, toma nota, precisamente, objetivamente (en la medida de lo posible).
Podría ayudar apuntar también datos accesorios, como por ejemplo qué estabas haciendo cuando te asaltó el malestar, dónde estabas, con quien, a qué hora, etc.
Todo lo que ayude a darle mayor claridad a la descripción y definición de lo que te perturba.
Luego, comienza un trabajo más técnico y complejo, en donde es oportuno contar con la ayuda del Cabalaterapeuta.
Pues, será necesario encontrar sobre cuáles de tus creencias se sustenta tu malestar, cuáles son los patrones de conducta que se están reiterando, señalar qué impotencia estaría disparando tus reacciones, encontrar cómo todo esto se encuadra en tu sistema de creencias.
Se revisitará el pasado, pero no para bucear en él y hacer alguna especie de arqueología; sino para identificar los patrones de conducta, reconocer los puntos en donde quedamos anclados, libertar la energía enquistada innecesariamente.
Porque así estarías en camino de lograr una redefinición de tus creencias y de tus sentimientos, para que sea el pensamiento creativo y racional el que tome a su cargo la dirección de tu vida.
A la LUZ de la NESHAMÁ y no al ritmo de los azotes del EGO, encajonado en tu celdita mental.
Entonces, podrás trabajar en aquellas necesidades afectivas que impulsan el reinado del EGO, para empoderarte, para desenfocarte de tus impotencias y darte oportunidad de enfocarte plenamente en lo que es saludable.
Podrías elaborar una lista de metas y deseos, hacia los cuales dirigirte, para dedicar tus energías en lo que te beneficia y no derrocharlas más en luchas sin sentido, en escapes sin tregua, en miedos que desangran. Hay que encontrar aquello que es preciso rectificar por medio de la TESHUVÁ, así como las falsas acusaciones que generan sentimiento de culpa. Habrá que bajar el tono a las ansiedades, sin dejar de lado el proyecto hacia un mejor mañana.
Aprenderás a confiar en ti y en el Eterno, y no a depender de magia o manipulación. Estarás realizando acciones de bondad y justicia, y ya no de complacer al EGO para resolver supersticiosamente tus dramas. Vivir a pleno el aquí y el ahora, con compromiso, con responsabilidad, con deleite.
Entonces, estarías aprovechando tus recursos de manera más efectiva y eficiente, alineando tu Yo Vivido con tu Yo Esencial, construyendo SHALOM dentro de ti.
Es un trabajo que puede llevar mucho tiempo y consumir muchos bienes e ingenio, pero es la actividad que te dotará de un bienestar maravilloso.
Tendrás mucho que desaprender y mucho para aprender.
No es una receta mística que te promete fantasiosos éxitos de la noche a la mañana.
Habrá contratiempos, vacilaciones, errores, abandonos, fracasos; también son parte de la existencia humana.
Pero es con ellos, gracias a ellos, que podemos entrenarnos en nuestro perfeccionamiento, en pulirnos para lograr alcanzar niveles que de otra forma no sería posible.
Entonces, habrá disfrute, verdadero SHALOM.