La verdad, siempre permanece igual.
Por tanto, su existencia es eterna.
La mentira, cualquiera sea ella,
chiquita o enorme,
es limitada,
tarde o temprano acaba su vida.
Se lleva tras de sí a los que confían en ella.
Como dicen por acá,
”la mentira tiene patas cortas”,
por ello su andar es finito,
perecedero.
Pero,
la Verdad es el Eterno,
difícilmente alcancemos a llegar a ella.
¡Somos tan estrechos en comprensión y conciencia!
Sin embargo,
podemos irnos aproximando,
acercarnos,
actuando con lealtad,
procurando ser fieles,
admitiendo nuestra multidimensionalidad que nos hace grandes pero al mismo tiempo complejamente imperfectos.
No existe “tu verdad y mi verdad”,
¡eso es un disparate!
Pero sí es real mi perspectiva y tu perspectiva,
por ello,
aprendamos a comunicarnos auténticamente,
apliquemos sus principios sencillos pero poderosos;
construyamos SHALOM en todo momento.