En la parashá hay una frase que se repite, en diferentes contextos, y que nos viene a dar una enseñanza de CABALÁ estupenda para perfeccionar nuestra vida y la del entorno.
«[Al tercer día Avraham…] Alzó sus ojos y miró, y he aquí tres hombres que estaban de pie frente a él. Y al verlos, corrió desde la entrada de la tienda para recibirlos, y se postró a tierra.»
(Bereshit / Génesis 18:2)«Al tercer día Avraham alzó sus ojos y divisó el lugar de lejos.»
(Bereshit / Génesis 22:4)
En el primer párrafo el patriarca estaba sufriendo físicamente, pues hacía tres días se habían circuncidado, a la edad de 99 años.
Hacía mucho calor, estaba afiebrado, su cuerpo temblaba de la calentura.
Sin embargo, estaba atento para ayudar al prójimo, a cualquier persona que lo precisara.
Entonces, vio a tres hombres extraños y que probablemente poco le pudieran dar materialmente.
Eso no le importó al patriarca, porque, a pesar de su dolor se levantó y corrió para atenderlos como si de reyes se tratara.
En el segundo párrafo el patriarca estaba en camino al monte del Eterno, para allí elevar a su hijo amado en honor a Él.
Estaba a pocos momentos de matar a quien más quería, para de esa manera servir a Dios.
A pesar de su sufrimiento, aunque todo el mundo se cayera para él junto al cuchillo que descendería sobre el hijo, Avraham estaba dispuesto a realizar esta tarea.
Él sentía que así debía ser.
Sabemos que el Eterno no quería el sacrificio, sabemos que Él lo interrumpió, sabemos que toda esta historia truculenta tiene un sentido mucho más profundo que celebrar el derramamiento de sangre de un inocente para supuestamente liberar de pecados.
En ambas ocasiones se menciona que el patriarca alzó sus ojos y miró.
Es necesario comprender que alzar la mirada y ver es un imperativo tanto para las cuestiones con el prójimo así como para las del Eterno.
En las dos relaciones el hombre tiene que poder ver y ponerse en marcha, sea al prójimo así como su obligación con Dios.
Las dos acciones son imprescindibles.
Para no confundirse es necesario estudiar, analizar, elevar la conciencia, focalizarse en los sonidos de la NESHAMÁ y no tanto en las instigaciones del EGO.
¿Se comprende el mensaje?
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Y, te espero en ciudad de México para el esplendido encuentro de CABALÁ a comienzo de febrero 2017.
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