…respeto a los padres…
…en mi caso no llego a tanto, pero me cuesta muchisimo trabajo sentir respeto por quien me dice "no digas groserias" y las dice, "no seas corrupto" y paga sobornos… en gral., por quien dizque enseña una cosa y practica lo opuesto…
… ¿debo dejar, entonces, que mis padres me insulten cuando quieran? ¿hasta donde llega el respeto? se que esta ultima pregunta ya es halajica, pero te ruego me respondas hasta donde se pueda pues de verdad que necesito una guia para esta faceta de mi vida. no se… a veces siento que, si no mejoran las cosas, cuando trabaje y me case sencillamente no les volvere a hablar nunca a mis padres, con lo que se repetira el ciclo de desintegracion familiar que empezo varias generaciones agras con mis bisabuelos, de hijos que aborrecen a sus padres y se separan de ellos para no verlos casi nunca mas, y luego hacen lo mismo con sus hijos…
me acuerdo la explicacion que diste alguna vez de la "promesa" del 5o mandamiento… corrigeme si me equivoco, por favor, pero creo recordar que dijiste que la "maldicion" adjunta, y su bendicion, se referian al hecho de que los patrones de conducta constructivos tienden a permanecer, en tanto que los destructivos se anulan a si mismos y a los que los siguen, ¿me equivoco?
si es asi, nunca te lo habia dicho, pero en mi familia se confirma…
y quisiera romper con la "maldicion".. aunque no se como, pues mis padres no me escuchan y siguen convencidos de que pueden hacer, decir, etc. lo que sea y que yo no tengo el mas minimo derecho a cuestionarles nada pues "soy su hijo"… yo trato de aducir en mi defensa que "lo correcto es lo correcto" y que no hay mas vueltas al asunto… en fin, que es un cuento de nunca acabar.
¿algun consejo, amigo y maestro mio?
bueno, que haya paz en tu vida
en reserva
Shalom.
Gracias por participar nuevamente y con un tema tan personal, importante y complejo.
Lamento que en tu familia el polo de disgregación atraiga con tanta fuerza a sus componentes.
Sin embargo, tengo confianza en que si te has dado cuenta de esta situación, y emprendes un camino de corrección, podrás ir ejerciendo influencias positivas en tu familia actual, y desarrollando un modelo de familia mejor para la que formarás (si Dios quiere).
El tema del honor a los padres aplicado a situaciones particulares, es verdad que es un asunto netamente halájico, pero me siento capaz para responder desde mi rol de consejero psicológico, y maestro (y no desde lo normativo, que no me corresponde).
Sin embargo, empecemos por el reglamento.
A los padres se les debe guardar el respeto siempre, de palabra, de acto y especialmente con el pensamiento.
Incluso tras la muerte de ellos, incluso si ellos no nos respetan a nosotros.
A los padres que están incurriendo en pecado, error u omisión; el hijo que advierte tal incorrección debe cumplir con el precepto de amonestar al pecador, PERO, sin faltarle el respeto, sin siquiera señalarlo como pecador, sino que debe proceder de modo indirecto y cuidadoso, preguntando por ejemplo: Padre, ¿acaso en la Torá no dice que es incorrecto tal y cual?
Alguna de las razones y motivos ya los hemos explicado, precisamente en el texto al que tu haces alusión.
Pero, el respeto tiene sus límites, pues los padres son como micro-reyes y no déspotas libertinos.
Ante todo, si la salud y/o vida del hijo peligra por las conductas agresivas del padre, los hijos tienen derecho a preservar su vida, salud, e integridad recurriendo a los mecanismos legales a disposición. Es improbable que cuando la situación es crítica se tenga en cuenta que si una persona (un padre, o madre, no estoy haciendo distingos por género) actúa de manera violenta y agresiva algo lo está impulsando a actuar así. Cuando la crisis pasa, quizás sería posible analizar las cosas, y hallar mecanismos en conjunto para solucionar los dramas puntuales.
Pero, si es más que una actuación momentánea violenta, si es un estilo de vida destructivo (para sí y/o para otros), es indudables que tal persona no sólo es merecedora más que de castigos Y respeto, merece que se le conceda la atención especializada imprescindible. Es decir, no te corresponde como hijo juzgar a tu padre, si este es violento (verbal o de hecho), sino hacer lo que está a tu alcance para que tu padre reciba cuidados. Si entre los cuidados se encuentran la terapia psicológica, o la medicación, o la internación, o la reclusión, eso cae por fuera de tu área de acción y decisión.
Por otra parte, cuando un padre utiliza violencia física habitual con un hijo mayor de edad (de acuerdo a cada país y época), pero sin llegar al grado de configurarse en una patología conductual, el hijo tiene el derecho de pedir la defensa legal, y de que el padre sea severamente amonestado por la autoridad competente.
En un nivel menos grave de problemática, cuando un padre ha estafado a su hijo, éste tiene el derecho de presentar una querella judicial, aunque no es ni el primer paso que debe dar, ni el más aconsejado, ni tampoco debe hacerse de modo de afectar públicamente el prestigio del padre.
Cuando un padre resulta tóxico emocionalmente, el hijo puede apartarse, hacer su propio camino alejado del padre que no ejerce su función de tal. Si por consideraciones económicas, de potestad legal, u otras, el hijo no puede adquirir una autonomía relativa que lo separe del padre perjudicial, debería recurrir a figuras de autoridad que sirvan para enmendar la conducta nociva. Tales figuras pueden ser clérigos (rabinos, sacerdotes para los cristianos, etc.), médicos, psicólogos, asistentes sociales, maestros, etc.)
Esto es en general, un rabino podrá informarte con más idoneidad; y sin dudas, una consulta personal y directa con un orientador a un psicólogo, te servirán de mucho.
Ahora, pasemos a dar unas breves ideas a partir de lo que tú cuentas es tu situación.
Espero que estas ideas puedan ser implementadas, si así lo consideras oportuno, y que me comentes luego como se suceden las cosas:
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Para empezar, no tengas como objetivo "romper una maldición, o círculo vicioso", pues, la manera de construir no es pensar en la destrucción (aunque a veces es imprescindible destruir antes de construir).
Es mejor que te propongas edificar un nuevo estilo de relacionamiento.
Puedes iniciarlo ahora mismo. -
Por ejemplo, en lugar de indicarme las contras de tus padres, por qué no te escribes una lista de sus pros. Así que no me digas: ellos no me escuchan pero hablan; prefiero que me cuentes (si es real): ellos me aconsejaron muy bien cuando…
No te pido que inventes ni que engañes, sino que reconozcas lo positivo allí donde se encuentra. -
En lugar de plantear paradojas o dilemas, plantea soluciones.
No es provechoso que me escribas que: ellos te ordenan desde su ejercicio de la autoridad lo que no crees correcto; y tú se lo manifiestes a ellos desde el punto de vista del poseedor de la verdad última.
Cuando uno se planta como un absoluto y el oponente también, ¿cuál crees que será el resultado?
¿La confrontación?
¿El acuerdo?
¿La negociación?
El consejo pues es: ¡bájate del caballo!
Lo que significa: quizás objetivamente estés tú en lo cierto, pero la forma en que parece que lo planteas no es la que te lleva al diálogo y el entendimiento.
No te pido que desistas de tus ideales, ni que seas un traidor a lo que es verdad (la Torá, por ejemplo), sino que abras el campo para la negociación y el diálogo.
De este modo cumplirás con el precepto de honrar a tus padres, y les permitirás a ellos amar a un prójimo bien cercano. -
Busca asesoría profesional.
Alguno de mis colegas son edificantes, tanto para cuestiones personales como grupales y familiares.
Consultar con un psicólogo no es sinónimo de enfermedad, sino (posiblemente) todo lo contrario. -
Deja de preocuparte por respetar a tus padres como si fuera una carga, yo creo que en lo más íntimo tú sientes que no lo es.
Mejor piensa que sin ellos tú no estarías ahora leyendo esto; y (especialmente) si no fuera por como ellos se comportan, tú no estarías proponiendo mecanismos que te permitan respetarlos a pesar de los obstáculos (que ellos interponen). -
Una última idea, por ahora.
Si fuera corriente y natural el respeto a los padres, ¿te parece que el Eterno perdería tiempo ordenándolo?
Si Dios ha expresado Su Voluntad para que honremos a nuestros padres (y mayores), Él sabe porqué lo hace, y cuán duro puede resultar hacer lo que Él quiere…
Quizás el comienzo de la solución al nudo de tu conflictiva familiar la puedas halla al responder: ¿por qué te parece que este mandamiento es uno de los escasos por los cuales Dios le prometió "larga vida" para quien lo cumpliera?
Siento que no me he expresado con claridad y solvencia, por lo que esperaré recibir tus comentarios edificantes, y de los lectores interesados en el lugar correspondiente aquí debajo.
Iebarejejá H’ – Dios te bendiga, y que sepamos construir Shalom
Yehuda Ribco
Publicado originalmente: Av 22, 5762 – 31/7/02
Claves: Padre, madre, familia, sistema, estructura, patología, respeto, kebod, kabod, honor, mitzvá, precepto, mandamiento, psicología, sociedad, negociación, hijo, maltrato
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Shalom. Excelente explicación. En lo personal me ha servido practicar la humildad y la «aniquilación del ego» con una buena dosis de compasión.