Resp. 3751 – De hermanos

Hola
Quede pensando en lo que usted dijo, no es suficiente ser hermano de una persona para quererlo. Me parece un pensamiento escandaloso, revolucionario. Me interesa mucho. Le digo su pensamiento a un amigo y me repite muchas veces, que la idea es muy buena.
¿ Es suficiente ser hermano para querer a una persona?
Sin embargo, supongo que el sentimiento a favor de los hermanos estará hasta en los animales, creo que es algo instintivo.
Un saludo
Felipe Sadariano
Sefarad

Shalom,
«¡Bendito el que viene en el nombre del Eterno!» (Tehilim / Salmos 118:26).
Bienvenido y gracias por enviarnos su interesante misiva.

Pues, es así: no es suficiente la fraternidad para que haya cariño.
De hecho, la historia del Tanaj abunda en numerosos ejemplos de actos, sentimientos y actitudes netamente fratricidas.
Sin ir más lejos, los primeros hermanos de la especie humana se detestaban grandemente, competían ferozmente, hasta el punto de llegar a la violencia extrema y el homicidio.

Si razonamos un instante y somos imparcialmente razonables, podemos llegar a decir que no es fácil convivir, especialmente no lo es con gente a la que uno ve a diario y que no hemos escogido para compartir nuestras vidas.
Recordemos que los hermanos los heredamos, en modo alguno los elegimos, por tanto,  es muy probable que entre ellos hayan brechas y abismos de separación.
Entre los hermanos se cruzan líneas de agresividad, pasiones, anhelos,
desencuentros, envidias, preferencias paternas, quejas, reclamos, cosas
no dichas, malentendidos, competencia, cuestiones conscientes e inconscientes. (Recuerda los relatos de todos los altercados entre hermanos en el Tanaj y verás como estos factores están siempre en juego).
Pequeñas cosas sirven como disparador para graves peleas. Habituales costumbres molestas se amplifican para generar malestares profundos. Oportunidades perdidas para el encuentro se usan como sables envenenados. En fin, no faltan y sobran las ocasiones para el disgusto, y no siempre los padres tienen los conocimientos, la paciencia, la calidad y calidez como para educar en un ambiente de cordialidad y constructividad a todos los miembros de la familia.

No en vano decenas de mandamientos de la Torá obligan a esforzarnos constantemente para modelar positivamente nuestra personalidad en lo que respecta nuestros vínculos con nuestro prójimo (el que está próximo) y con nuestro hermano (en sentido literal y figurado).
Si fuera un hecho natural el apego y afecto hacia el hermano, la Torá no hubiera hecho especial hincapié en este aspecto. Hubiera bastado con algún mandamiento confirmando su importancia y reforzándola, pero no se centraría especialmente en enseñarnos a respetar y amar al prójimo y hermano. Es tan fundamental desarrollar esta actitud positiva hacia el hermano que la Torá destaca con precisión los modos y acciones necesarios para llevarlo a cabo; no lo deja al buen parecer personal, sino que nos extiende un mapa exacto para que alcancemos la meta de la hermandad cariñosa.

A favor de la convivencia en paz, ¿qué podrías tú, amigo lector, mencionar?
Te pido que dejes tus comentarios aquí abajo para continuar nuestro diálogo sobre este importante tema.

Si le quedan dudas pertinentes, hágalas llegar.

Iebarejejá H’ – Dios te bendiga, y que sepamos construir Shalom.

Moré Yehuda Ribco

 

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Stars Hernandez

En Misley (proverbios ) hay un verzo muy hermoso donde dice que el amigo cercano es mejor aun que un hermano, pienso que depende de la relacion que nosotros tengamos con las personas que estan alrededor nuestro, depende de nosotros individualmete como nos llevemos con los demas, sin imporatr asi el parentesco, tratar siempre de mantener una relacion positiva y dinamica.

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