»…Esto es lo que ha mandado Hashem. Hacedlo, y la gloria de Hashem se os aparecerá.»
(Vaikrá / Levítico 9:6)
El campeón israelí de slalom iba a participar en la Olimpiadas invernales en Suiza.
Su tiempo de clasificación en Israel había sido impecable, de 35 segundos para pasar las 20 "puertas" en el descenso.
Llegó el día de la competencia. Comenzó el germano, quien tras pasar las 20 "puertas" había hecho un tiempo de 37,6 s., ¡nada mal! Luego el suizo, 38 s.; el yanqui, 36,1 s., etc.
El sexto competidor era el israelí. Los sabras y judíos del público ya habían empezado a corear cantos de victoria, pues veían fácil el triunfo de su campeón.
Largó…tras siete minutos aparece en la meta.
Consternados sus seguidores le preguntan: ¿Qué pasó? ¡¿Siete minutos?! ¡Es una barbaridad!
Y el responde: ¡Y qué quieren!, alguien tenía que poner las mezuzot en cada una de las 20 "puertas"…
Aquí no importa si el campeón debía poner o no las mezuzot.
Lo que interesa es reconocer que es lo realmente valioso: si ganar un campeonato pasajero, que al rato se olvida y no tiene ninguna verdadera "ganancia"; o, hacer lo que corresponde hacer, para entonces ganar la "gloria" de Hashem.