Está escrito en la parashá: “Guardad, pues, mis mandamientos y ponedlos por obra. Yo soy Hashem. No profanéis Mi Santo Nombre, pues Yo he de ser santificado en medio de los hijos de Israel. Yo soy Hashem, el que os santifico.» (Vaikrá / Levítico 22:31,32)
El rabino anunció a su congregación: “El próximo Shabbat quiero hablar del pecado de la mentira, así que les pido que lean todos los 66 versículos de Bereshit capítulo 33; pues, la historia de Laván Aramí nos permitirá conocer un poco más acerca de este pecado.”
El Shabbat siguiente el rabino comenzó su derashá (discurso) preguntando: “Y bien, ¿cuántos de ustedes leyeron los 66 versículos del capítulo 33 de Bereshit?”
Y casi todas las personas de la congregación levantaron sus manos en señal de asentimiento.
El rabino sonrió y dijo: “Pues, ahora hablaremos claramente de la mentira, porque… en ese capítulo sólo hay 54 versículos…”
La Torá nos declara que Dios nos consagró (santificó), y que por lo tanto debemos actuar de tal manera de consagrarlo a Él a cada momento.
De no hacerlo, estaríamos actuando de modo incorrecto, provocando el error a nosotros y a los demás. ¿Afirmando que leímos 66 versículos cuando ni siquiera abrimos el libro?
Destellos de la parashá
Sidrá 31ª de la Torá; 8ª del sefer Vaikrá. Entre pesukim 21:1 y 24:23.
Haftará en Iejezkel 44:15-31.
En esta parashá la Torá enfatiza el cuidado que debe tener el representante de Dios, (en principio los cohanim (sacerdotes) de la tribu de Leví, descendientes de Aarón), en su conducta personal, para no hacer menoscabo de su estatus frente a los otros miembros de la sociedad.
El que representa al Eterno y se conduce de manera incorrecta, además de provocarse un perjuicio a sí mismo, induce al jilul HaSHem (profanación del Santo Nombre de Dios), pues los que atestiguan tal accionar, tenderían a juzgar negativamente no sólo a la persona de desatinado proceder, sino a todo el grupo representado, y en definitiva, al mismo Dios.
Este principio básico se aplica a todos los Hijos de Israel, pues, como Su Pueblo Elegido, es nuestra misión servir como ejemplo y guía para todos, y que a través de nuestras acciones las personas elogien la grandeza de Dios y de Israel (aparte de la propia de cada uno), y no que ocurra lo contrario.
Trsitemente es algo que cometemos con mucha frecuencia; aunque sabemos que mentir no es del agrado de Di-s.
Shalom a todos desde México