Mis tareas sagradas en la Comunidad Israelita Sefaradí del Uruguay no me están dejando mucho tiempo para compartir enseñanzas y reflexiones con ustedes por estos días.
Igual me haré unos minutos para contarles algunas pequeñas joyitas de las festividades que han pasado, que espero tengan un mensaje de inteligencia espiritual para todos.
Al finalizar el rezo de Musaf de la segunda jornada de Rosh haShaná fui a visitar a personas de la comunidad que estaban internadas o convalecientes, para desearles un buen año, salud, todo lo bueno y también para que pudieran escuchar el sonido del Shofar.
En una de esas visitas ocurrió algo interesante.
Como era una habitación compartida por otra señora, una anciana gentil muy amorosa, le solicite a ella para hacer unos segundos de estruendo con el cuerno de carnero. Le explique que era el año nuevo universal, el cual celebran especialmente los judíos y que uno de los deberes era atender al llamado del mensaje de tan primitivo instrumento musical. La señora dudo un poquito, quizás se intimidó por el señorón barbudo de 120kg y casi dos metros que le hablaba desde el extremo de su cama de convalecencia, o quizás no supe explicar la cuestión, o tal vez directamente era hablar en chino con la buena dama (qué le están hablando de cuernos de carnero, años nuevos en setiembre y vaya uno a entender cuántas cosas más).
El hecho es que la apreciada dama aceptó amorosamente.
Le agradecí, también lo hizo la señora judía enferma a quien había ido a visitar y bendijimos la mitzvá para proceder a escuchar los acordes tradicionales.
Lo hice lo más bajito posible, para no incomodar al resto de los enfermos y visitantes del ala hospitalaria.
Además había cerrado la puerta de la habitación, para mayor comodidad y tranquilidad.
Me giro hacia la dama gentil y la veo sollozando, le pregunto si se siente bien, si la puedo ayudar –justo la acompañante paga había salido un rato-, confieso que me sentí un poco culpable… ¡habré sido yo el que molestó a una anciana señora enferma!
Entonces la señora Suárez me mira con ternura de abuela y me dice que es todo lo contrario, que por primera vez en mucho tiempo se sintió emocionada positivamente, como si la arrullara su madre.
Hablé un poco más con ella, quizás fuera de simiente judía, quizás ella o sus padres se alejaron de su raíz judía y todo esto era el despertar del alma judía al sonar del Shofar.
Pero no, hasta donde ella sabía su familia no tenía ni remotamente conexión con judíos, ni siquiera de amistad o trabajo, menos de parentesco.
Ya me había pasado, hacía muchos años, que mi toque de Shofar despertó el alma judía de alguien que lo escuchó al pasar.
Ahora, con la señora Suárez, no era el caso.
Entonces, no sé bien que fibra sagrada o emocional le tocó mi melodía cornal, pero el hecho es que algo positivo se despertó en la dama, de la cual me despedí con aprecio y buenos deseos, dejándole la puerta abierta por si quería conversar conmigo en otra ocasión.
Hubo más historias que podría relatar, pero el deber me llama.
Te deseo lo mejor, jag sucot sameaj y que sepamos construir SHALOM.
Gran momento el vivido. Q sean muchos más y mejores!
Ni idea el por qué de la emoción, tampoco imagino estar en esa situación, pero muy bello.
Gracias. Q pasen buena festividad.
muchas gracias, y como podemos hacer para amplificar este mensaje?
Cuando lo leí sinceramente me puse en el lugar de la señora.
¿Cómo hacer? No sé si compartirlo en fb servirá de algo.
Según lo aprendido, se me ocurre: no dejando q las emociones de la señora queden sólo en eso y seguir «afinando» mi multi-dimensionalidad, así armonizar con las fibras de aquel momento.
Saludos
y por que no serviria compartirlo?