El estudio de Torá-Birkot Hatorá

Birkot Hatorá

 

“ ¿Quién es el hombre sabio que entenderá esto…por qué ha perecido la tierra…?” (Irmiá/Jeremías 9:11)

Esta pregunta sorprende, ya que nosotros sabemos que por tres grandes pecados fue destruida la tierra: corrupción sexual, idolatría y derramamiento de sangre. (Iomá 9b). Y más aún, figura en la Guemará: “esta pregunta fue realizada a los sabios, a los profetas e incluso a los ángeles celestiales y no pudieron explicarla. Hasta que el mismísimo Hakadosh Baruj Hú la explicó…”(Nedarim 81a- Babá Metziá 85a)

Hay que entender, es cierto que fueron estos 3 pecados. Pero hay que cavar y ver la raíz de éstas transgresiones de donde brotan. Tal como explica el Maharal de Praga, donde lo compara a una prenda que se desgarra por un tirón. No es el tirón en sí lo que desgarra la prenda, sino el pequeño agujerito en la prenda, ese diminuto orificio imperceptible es el causante que por medio del tirón se desgarre. (Ver Netibot Olam, Netib Hatorá 7)

La Guemará contesta: “y dijo el Eterno: por cuanto que abandonaron Mi Torá…”. ¿Abandonaron la Torá? Pero acaso en aquel tiempo no estudiaban y estudiaban. Sino que que… “no bendijeron previo al estudio…”.

Estudiaban es cierto, pero no bendijeron. La berajá del estudio de Torá es la que establece la relación y el sentimiento que se tiene al estudio. Que siente la persona cuando va al encuentro del estudio de la Torá. Así como es importante el estudio, también es importante que posición y postura se toma previo al estudio. ¿Cómo uno va al encuentro de la Torá? ¿Cómo nos preparamos? ¿ Qué actitud tomamos?

Torá no es otra materia, como geografía, botánica o aritmética.

Cuando la relación de Am Israel hacia la Torá está deteriorada, débil, es menospreciada se notan agujeritos, grietas, que se expresan en las 3 transgresiones antes mencionadas.

Es posible que si hayan bendecido previo al estudio, decían todo el texto, con buena entonación, canto y demás firuletes. Pero no eran ‘completos’ con la berajá. No la valoraban. No sentían realmente lo que expresaban con sus labios, ni creían su significado. No apreciaban.

La relación hacia la Berajá, es en sí la relación hacia la Torá misma. Saber qué nos disponemos ahacer. Torá no es otra sabiduría, otra ‘carrera’. Torá en santidad, luz, la palabra Divina, trae luz a la persona trae bendición a la familia, trae paz al mundo.

 

 

¿Y qué decimos en la berajá de Birkat Hatorá?

La Berajá la decimos todas las mañanas, al final de Birkot Hashajar, previa al rezo matutino de Shajrit.

“…que nos escogiste de entre todos los pueblos, y nos diste Tu Torá…”

El Eterno nos escogió como nación, fuimos un pueblo y nos entregó Su Torá. Teóricamente debería ser al revés. Por cuanto que nosotros estudiamos Torá y cumplimos Mitzvot somos una nación especial y particular.

Pero no! Esa es la postura cristiana, que afirman que la singularidad de Am Israel se debe al cumplimiento de la Torá y los preceptos. Pero por cuanto que esto cambió, ya que según ellos ya dejaron de tener vigencia los preceptos Divinos, el pueblo de Israel perdió su valor, y hay que cambiarlo. El pueblo de Israel no es particular, no es único, cuando “había” preceptos y los cumplían quizás si, pero ahora que no rigen no tienen valor como pueblo, no son más ‘el pueblo elegido’. Esta es la base de la teología cristiana

“…el Dios de Israel no mentirá ni se arrepentirá, porque Él no es humano para que se arrepienta…” (Shemuel/Samuel I 15:29)

Es verdad que pecamos, erramos. Nosotros reconocemos nuestra culpa, pero a pesar de nuestro distanciamiento de la Torá y el cumplimiento de los preceptos no se anulará nuestro lazo con el TodoPoderoso. Realmente es al revés, por cuanto que nosotros somos parte de Am Israel, nos ocupamos de la Torá, por nuestra singularidad Hashem nos otorgó la Torá que corresponde a nuestra naturaleza.

“¿Y quién como Tu pueblo, como Israel, nación única en la Tierra?” (Shemuel/Samuel II 7:23)

Debemos saber que nuestra riqueza espiritual como nación la otorgó Hakadosh Baruj Hú. La Torá nos ayuda a exteriorizar y revelar al mundo esta esencia divina que poseemos, sacar de nuestro interior (tanto a nivel particular como todo el pueblo) hacia el exterior esta santidad que poseemos.

Cada pueblo y nación tiene una naturaleza, temperamento, personalidad, psicología colectiva, pensamiento propio. Am Israel es el pueblo dedicado al Eterno.

“El pueblo que formé para Mí…” (Ieshaiá/Isaías 43:21).

Nuestra diferencia no radica en el color de la piel, rasgos, contextura física, sino en la naturaleza espiritual de cada individuo del pueblo de Israel. El alma de cada judío es parte del Creador. Y la Torá es la exteriorización de este contenido divino al mundo, a la realidad.

 

Quiera el Eterno que podamos sacar nuestra Luz interior e irradiar el mundo entero.

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Yehuda Ribco

material excelente! q se sigan sumando! muchas gracias

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