En la Parashá Itró, encontramos una historia que nos invita a reflexionar sobre la importancia de los encuentros y las conexiones que establecemos en nuestra vida. A veces, en medio de la rutina y las responsabilidades diarias, podemos pasar por alto la trascendencia de esos momentos aparentemente simples. Sin embargo, la verdad es que cada encuentro tiene el potencial de transformarnos y revelarnos la grandeza que reside en lo cotidiano.
Imagina por un momento el encuentro entre Itró y Moshé. Itró, un hombre que no pertenecía al pueblo de Israel, pero que, al escuchar sobre los milagros de Dios, sintió una llamada interior y decidió viajar para reunirse con su yerno. En ese encuentro, se produjo un intercambio profundo de experiencias y sabiduría. Moshé compartió la historia del éxodo de Egipto, mientras que Itró proclamó la grandeza del Dios de Israel y aconsejó a Moshé sobre el establecimiento de un sistema judicial justo.
Este encuentro aparentemente ordinario se convirtió en un momento trascendental. ¿No nos invita esto a reflexionar sobre la importancia de abrirnos a los demás, de escuchar y aprender de aquellos que pueden tener perspectivas diferentes a las nuestras? En cada encuentro, existe la posibilidad de encontrar inspiración y sabiduría, independientemente de las diferencias que podamos tener.
La revelación de Dios en el monte Sinaí también nos enseña una lección valiosa. Dios eligió revelarse al pueblo de Israel desde una montaña, un lugar que simboliza la elevación y la trascendencia. Nos recuerda que, incluso en medio de nuestras ocupaciones diarias, podemos elevarnos y conectarnos con lo divino. Cada momento tiene el potencial de ser sagrado si nos abrimos a la presencia de lo trascendente en nuestra vida.
La parashá Itró nos enseña que nuestras vidas están llenas de encuentros significativos esperando ser descubiertos. Cada persona que conocemos, cada conversación que tenemos, puede ser una oportunidad para aprender, crecer y conectarnos con algo más grande que nosotros mismos. No subestimemos el poder de un encuentro genuino y la posibilidad de encontrar inspiración en lo cotidiano.
Así que te invito a que estés presente en cada encuentro que tengas. Escucha con atención y empatía, comparte tu sabiduría y aprende de los demás. Permítete apreciar la grandeza que se encuentra en las conexiones humanas y en los momentos simples de la vida. Recuerda que cada encuentro tiene el potencial de ser transformador si lo vivimos con autenticidad y apertura.
Que en esta semana, podamos descubrir la grandeza en los encuentros cotidianos y encontrar inspiración en las conexiones que forjamos con aquellos que nos rodean. Shabbat Shalom.
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