Ahora importa que estás haciendo aquí y ahora con tu vida,
no que te quedes enredado con sentimientos de culpa por el error (imaginario o real) cometido ayer,
o atrapado por la angustia de un mañana que está en sombras.
Es bueno el recuerdo, así como la preparación, sin dejar que el sentimiento esfume el valor irrecuperable de este momento sagrado.