Los cuatro hijos noájidas de Pesaj

En la noche de Pesaj se acostumbra (para los judíos) leer de un libro que denominamos “Hagadá”, contiene bendiciones, narraciones, relatos, cánticos, simbolismos varios.
Hay un pasaje basado en enunciados de la Torá que menciona a cuatro hijos, el sabio, el rebelde, el simple y el que nos sabe preguntar.
Esta porción ha sido y es tomada muy a menudo para numerosas prédicas, enseñanzas, ejemplo, etc.
Nosotros mismos hemos incursionado varias veces en este sentido, por ejemplo en el texto que se abre haciendo clic aquí.

El sabio ¿qué es lo que dice?: «¿Qué son estos testimonios y leyes y reglas que les ordenó Eterno, nuestro Dios, a ustedes?» (Devarim/Deuteronomio 6:20).  Entonces tú también le dirás las leyes de Pésaj: no se debe comer después del sacrificio de Pésaj ningún alimento.

El rebelde ¿qué es lo que dice?: «¿Qué es todo este servicio para ustedes?» (Shemot/Éxodo 12:26). «Para ustedes» – y no para él.  Y por cuanto que se excluyó de la comunidad negó lo principal.  Entonces tú también impídele continuar hablando y dile: «Por esto, es que Dios hizo por mí, cuando salí de Egipto» (Shemot/Éxodo 13:8).  «Por mí» – y no por él.  Si hubiera estado allí no hubiese sido redimido.

El simple ¿qué es lo que dice?: «¿Qué es esto?» (Shemot/Éxodo 13:14).  Y tú le dirás: «Con mano fuerte nos sacó Dios de Egipto, de una casa de esclavitud» (Shemot/Éxodo 13:14).

Y al que no sabe preguntar, tú lo motivarás.  Como está escrito: «Y le relatarás a tu hijo en ese día diciendo: Por esto es que Dios hizo por mí, cuando salí de Egipto» (Shemot/Éxodo 13:8).

En estos días estaba leyendo una interesante reseña de un sorprendente e ilustrativo libro, “Festivals of Faith”, del Rabino Dr. Norman Lamm (puedes leer sobre obra y autor en este sitio: http://www.ou.org/oupress/item/festivals_of_faith_reflections_on_the_jewish_holidays).
Expone una perspectiva que no tuve en cuenta, a pesar de llevar años dándole vuelta a la temática de los cuatro hijos y cómo llevarla a la vida cotidiana para mejorarnos y ser más exquisitos constructores de Shalom.
Lo que me resulto novedoso fue la contraposición que hace entre el hijo sabio y el que no sabe preguntar, y entre el rebelde y el simple. Por lo general uno escucha y supone que las contraposiciones se dan entre el sabio y el rebelde y entre el simple y el que no sabe preguntar. Tenemos pues, para mí al menos, una interesante forma de replantear el asunto.
También señala que el hijo más alto en la escala espiritual no es el sabio, como se presume habitualmente, sino el simple.
El sabio quiere demostrar su inteligencia, hacer gala de su capacidad, dejar constancia de lo que sabe y de lo que tú no, etc.
Mientras que el simple, es íntegro, acepta con simpleza las normas de la vida y las aplica con dedicación, sin complicarse la vida inútilmente.
Por supuesto que este mensaje me llegó profundamente, quizás porque lo comparto plenamente, quizás porque es precisamente lo que vengo tratando de (humildemente) enseñar desde estas páginas.
Ser simple, ser pleno, ser consciente de la propia identidad, valorar lo que es de uno sin menospreciar lo que es de otro, no afanarse en pretender ser lo que no se es, etc. En resumen, las centenares de hojas que casi a diario son publicadas en mis dos hogares SERJUDIO.com y FULVIDA.com.

Me gustó y por ello quise compartirlo contigo ahora.
Pero, me dio pie a que pensara cómo encuadrar el perfil de los cuatro hijos en los noájidas, sean los modernos que están despertando a su conciencia espiritual, o los pocos que tenemos constancia que en el pasado fueron leales a Dios por ser leales a su propia identidad espiritual.
Entonces se me ocurrió más o menos así.

El sabio ¿qué es lo que dice?: «¿Qué son estos testimonios y leyes y reglas que les ordenó Eterno, nuestro Dios, a ustedes (judíos).
Entonces tú le dirás SUS Siete Mandamientos, le explicarás la belleza de vivir como noájida, le dejarás ver la completitud multidimensional que le cabe al noájida, descubrirás lo valioso que es ser socio de Dios viviendo a pleno como gentil fiel y le recordarás que no debe añadir para sí nada como mandamiento sagrado a los Siete que le ordenó Dios.

El rebelde ¿qué es lo que dice?: «¿Qué es todo este servicio (de los Siete Mandamientos) para ustedes?».
«Para ustedes» – y no para él. Y por cuanto que se excluyó de la comunidad de noájidas que son conscientes de su identidad espiritual y viven orgullosos como tales, es que negó lo principal.
Y se puso a predicar acerca de dioses, de no dioses, de ser noájidas cabalísticos, de ser noájidas jasídicos, de ser noájidas místicos, de ser noájidas cristianos, de ser noájidas mesiánicos, de ser noájidas que toman para sí mandamientos que Dios estableció para los judíos, de ser noájidas judeo-céntricos o judeo-dependientes, de los que se hacen llamar gentiles justos pero adoran al EGO… el gentil que rechaza el servir a Dios tal como Dios ha mandado a los gentiles que lo hicieran.
Entonces tú también impídele continuar hablando y divulgando su rebeldía, sus mentiras, su EGO desbordado, su veneno para el alma, sus media verdades, sus buenas intenciones plagadas de errores, y dile: «Por esto, es que Dios hizo por mí, cuando salí de Egipto». «Por mí» – y no por él.
Si hubiera estado allí no hubiese sido redimido.

El simple ¿qué es lo que dice?: «¿Qué es esto (que haya diferencia de cantidad y rigor de mandamientos entre judíos y noájidas)?».
Y tú le dirás: «Con mano fuerte nos sacó Dios de Egipto (a los judíos), de una casa de esclavitud», por ello los judíos le debemos a Dios directamente nuestra libertad y somos Sus esclavos. Por ello los judíos tienen 613 mandamientos, para expresar constantemente su sometimiento a Dios, el que nos liberó de Egipto pero nos introdujo en una alianza con Él muy rigurosa.
Pero los gentiles, los noájidas, no tienen esa obligación, no tienen el pesado yugo de cumplir con 613 mandamiento, sino tan solamente siete, que son los que permiten una vida plena en este mundo y en la eternidad.
Como es simple no tendrás necesidad de abundar en explicaciones filosóficas, ni en palabrería, ni en enseñanzas complejas. Comprenderá su rol, y con amor y dedicación servirá a Dios como noájida, satisfecho y con gozo de la plenitud de la bendición de ser noájida.

Y al que no sabe preguntar, tú lo motivarás. Como está escrito: «Y le relatarás a tu hijo en ese día diciendo: Por esto es que Dios hizo por mí, cuando salí de Egipto».
Y tú, que no eres mi hijo (porque no eres parte de mi pueblo, ni de los descendientes de los patriarcas hebreos) pero que sí eres mi hermano (pues todos somos hijos de Dioseres mi hermano, también tienes una alianza eterna y sagrada con Dios.
Déjame que te la explique…(empieza aquí)…

¿Cómo quieres seguir viviendo el resto de tus días?
¿Cómo quieres ser recordado?
¿Como sabio, rebelde, simple o como el que no sabe preguntar?

Mis cariños para ti.
Espero que aprendas a reconocer y gozar la plenitud de la bendición que todo el tiempo fluye de lo Alto para ti.

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Una vida simple, sin romanticismos religiosos que la religión de turno ha impuesto.
He escuchado y leído gente que dice tener «un alma con sed de dios» intentando re ligarse con lo que, según su propia opinión, es divino. No se dan cuenta que es en la simpleza de la Tora Noajida esta el caudal del río que buscan.
Tan simple y accesible, tan enfrente de sus narices, que es casi invisible. Pero ahí esta lo que tanto se busca.

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