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Shalom amigos,
Hoy nuevamente les hablaré de la Parashá «Devarim» que se encuentra en el libro de Deuteronomio. En esta Parashá, Moisés empieza su último discurso al pueblo de Israel antes de su muerte. Él les habla sobre la historia de su gente, les recuerda las promesas de Dios y les insta a que obedezcan los mandamientos de Dios.
Un discurso que durará 36 días para pronunciarse y recorre el libro de Devarim.
En Deuteronomio 1:6-7, Moisés recuerda al pueblo de Israel que Dios les prometió la Tierra Prometida y que, aunque han experimentado dificultades en el camino, Dios ha estado con ellos todo el tiempo.
«El Eterno nuestro Dios nos habló en Horeb, diciendo: ‘Habéis estado bastante tiempo en este monte. Volveos e id al territorio de los amorreos y a todas sus vecinas, en la Arabá, en la montaña, en el valle, en el Neguev y en la costa del mar, a la tierra de los cananeos y al Líbano, hasta el gran río, el río Éufrates.'»
La lección de este pasaje es que, aunque estamos rodeados de dificultades, debemos recordar que Dios siempre está con nosotros. Él nos ha prometido grandes cosas y debemos tener emuná y bitajón en que Él cumplirá sus promesas. Él nos hombre para dejar promesas sin cumplir.
Otro pasaje importante de esta Parashá es Deuteronomio 1:16-17, donde Moisés les recuerda al pueblo de Israel la importancia de la justicia:
«Entonces dije a vuestros jueces en aquel tiempo: ‘Oíd las causas entre vuestros hermanos, y juzgad justamente entre el hombre y su hermano o el forastero que está con él. No hagáis favoritismo de personas en el juicio; así al pequeño como al grande oiréis. No tendréis temor de ningún hombre, porque el juicio es de Dios.'»
La lección de este pasaje es que debemos tratar a todos con justicia y sin prejuicios. Debemos ser imparciales en nuestras decisiones y recordar que el juicio final es de Dios y no nuestro.
Finalmente, Deuteronomio 1:29-31 nos recuerda que Dios siempre está con nosotros, incluso en los momentos de mayor temor:
«Entonces os dije: ‘No temáis, ni tengáis miedo de ellos. El Eterno vuestro Dios, que va delante de vosotros, peleará por vosotros, tal como lo hizo por vosotros en Egipto, ante vuestros propios ojos, y en el desierto, donde has visto cómo el Eterno tu Dios te ha llevado como un hombre lleva a su hijo, por todo el camino que habéis recorrido hasta llegar a este lugar.'»
La lección de este pasaje es que, aunque enfrentemos situaciones aterradoras, debemos tener confianza en que Dios peleará por nosotros. Él nos ha llevado a través de situaciones difíciles en el pasado y lo hará de nuevo en el futuro. Él haciendo Su parte, tú haciendo la tuya, Porque no es sentarse a esperar el milagro, sino ser socio de la realización del mismo.
Que a partir de esta semana nos esforcemos por aplicar estas enseñanzas en nuestra vida diaria.
Shabat Shalom amigos.
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