"Aconteció en la época en la cual los jasidim iban a lo de sus maestros buscando consejo, sabiduría, bendición.
En una ocasión, algunos jasidim fueron en carruaje a la lejana ciudad de su rabí. Antes de ingresar a la casa, el modesto y burdo cochero les pidió que llevaran unos trocitos de papel en los cuales estaban escritos nombres, uno de ellos el propio, para que el rabí los bendijera.
Los jasidim aceptaron el pedido.
Cuanto el maestro leyó el papel del carretero exclamó: "Con qué resplandor brilla el nombre de este hombre!"
Los jasidim asombrados afirmaron que se trataba de un hombre ignorante, simplón y en verdad, bastante mal hablado.
"En este momento"- insistió el rabí – "su alma brilla con luz pura."
Al terminar la sesión con el maestro, los jasidim salieron en busca de su cochero, para regresar a su ciudad, pero no lo hallaron en la posada, de modo que comenzaron a recorrer las calles. En eso, se toparon con un alegre cortejo. Delante iban unos músicos con flautas y tambores, y tras ellos una multitud de personas que bailaban, saltaban y batían palmas.
En el medio, más alegre y gritando a viva voz, venía el cochero.
Preguntaron los jasidim por tamaña alegría, a lo cual respondió:
"Cuando ustedes se fueron a casa del rabí, quise pasar un buen rato. De modo que eché a andar por la ciudad y de pronto escuche la música y el ruido de fiesta que salían de una modesta casa. Entré y vi que estaban celebrando la boda de dos huérfanos. De modo que yo también me sumé a su alegría, bebí, canté y me divertí. Pero al cabo de un rato hubo disputas y complicación, porque al parecer, la novia no tenía el dinero suficiente para obsequiar a su novio un talit, según es costumbre y se esperaba que hiciera.
¡Estaba a punto de romper el contrato matrimonial!
Mi corazón empezó a palpitar. No soportando
ver humillada a la huérfana y pobre muchacha, busqué mi billetera, y ¿qué creen que sucedió?
¡Contenía exactamente el dinero necesario para pagar el talit!
Por eso estoy tan contento.""
A una semana del Iom HaDin, es momento de esforzarse en buscar la verdadera alegría, esa que equivale a "Tefilá, Teshuvá y Tzedaká".
Esa que permite gozar de dicha en este mundo y pleno regocijo y paz en el próximo…
Preguntas para esta semana:
- ¿Cuál es el método enseñado por Moshé para ser una persona de bien?
- ¿Por qué hay que ofrendar los Bikurim – primicias a H’?
Respuestas de la semana anterior:
1. Cumplir fielmente las palabras de la Torá, para lo cual es necesario saberla muy bien, estudiarla y conocerla en profundidad.
2. Con la ofrenda de los Bikurim – primicias, el judío reconoce que la Tierra es de H’, y TODO lo que hay en ella. Es una de las formas de poder beneficiarse de lo que no es nuestro, y de darle a H’ el lugar que le corresponde en nuestro corazón y mente.