Ayer ya enseñamos acerca del shofar, la mitzvá para Rosh haShaná, así pues te dejo aquí el link: https://wp.me/p3cYr1-4cS .
Hoy vamos a compartir otro mensaje de espiritualidad, complementando el anterior.
El shofar era parte de un animal, que no necesariamente tuvo que morir para que obtuviéramos el cuerno con el que fue fabricado.
Tampoco sufre especialmente el animal al serle cortado el cuerno, imagina cuánto te duele si te cortas las uñas o el cabello.
Como sea, ese objeto que se usa para cumplir una mitzvá y que además se convirtió en un poderoso símbolo del pueblo judío y se lo relaciona con diversas cuestiones santas, no es otra cosa que un cuerno de animal.
Por supuesto que debió pasar por un proceso de manufactura, no muy complejo ni sofisticado, pero sí absolutamente necesario para que pueda pasar de ser un mero cuerno a un shofar.
Posteriormente, una persona debió adquirirlo, tomarlo entre sus manos, llevarlo a la boca y soplarlo.
En realidad, no requiere de mucha destreza tocar los simples sonidos marcados por la tradición, pero sí un cierto entrenamiento.
Puede que al principio le sea imposible al novato arrancar del shofar algún sonido, pero si persevera y sigue intentando podrá hacerlo.
Ciertamente, la maestría en su ejecución llega después de mucha práctica, y, para que el conjunto de sonidos sea el adecuado para cumplir con la mitzvá será necesario el estudio y aplicación de ciertas normas.
El mensaje de hoy es el siguiente: es posible transformar lo meramente material en un brillante objeto espiritual.
Es posible, haciendo lo necesario y siguiendo las reglas verdaderas, elevar lo de este mundo hacia la eternidad, y así también traer eternidad a este mundo pasajero.
Tú no precisas ser sumo sacerdote, sacerdote, rabino, maestro, profeta, escogido, jerarca, sabio o «santo», ni tan siquiera ser parte del «pueblo elegido» para vivir con santidad y en el camino de la perfección.
Lo único que necesitas es conocer las reglas espirituales que te corresponden y entrenarte para vivir de acuerdo a ellas todo el tiempo.
Si eres gentil, esas reglas son los Siete Mandamientos Universales, que Dios ha dado desde Adam hasta hoy para que todos los gentiles conozcan y cumplan. Con ello serás verdaderamente santo y un buen hijo del Padre; o al menos estarás en el camino para lograrlo.
Si eres judío, tienes algunas decenas de mitzvot que te corresponde a ti cumplir, dentro del set de 613 que Dios ha dado al pueblo judío.
Haz sonar el shofar cada instante, viviendo con santidad, tal y como el Creador te pide que hagas.
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