La semana pasada leímos el primer día de Rosh HaShaná lo siguiente en la Torá:
"(14) Entonces Avraham se levantó muy de mañana, y tomó pan, y un odre de agua, y lo dio a Agar, poniéndolo sobre su hombro, y le entregó el muchacho, y la despidió. Y ella partió, y andaba errante por el desierto de BeerSheva.
(15) Y faltó el agua del odre, y echó al muchacho debajo de un árbol;
(16) Y se fue y tomó asiento enfrente, alejándose como un tiro de arco; porque decía; No veré cuando el muchacho morirá; y tomó asiento enfrente, y alzó su voz y lloró.
(17) Y oyó Elokim la voz del muchacho; y el ángel de Elokim llamó a Agar desde el cielo, y le dijo; ¿Qué tienes, Agar? No temas; porque Elokim ha oído la voz del muchacho en donde está.
(18) Levántate, alza al muchacho, y ásele de tu mano, porque en gran gente lo tengo de poner.
(19) Entonces abrió Elokim sus ojos, y vio una fuente de agua; y fue, y llenó el odre de agua, y dio de beber al muchacho." (Bereshit 21)
Es muy común hablar de que cada cual tiene su verdad, y que todas son respetables y verdaderas… pero, tanto con sentido común, como para el judaísmo hay una única verdad, y esta es Hashem. Es más, incluso un nombre de Él es EMET, VERDAD.
Tal como está expresado esta semana en la parashá: "…Porque todos Sus caminos son rectitud; Elokim de verdad, y ninguna falta hay en Él; Es justo y recto. La corrupción no es suya…" (Devarim 32:4,5)
Cuando llegan estos días de Tefilá, Teshuvá y Tzedaká, es importante no buscar excusas, ni mentirnos (queriendo o sin querer) sobre nuestra conducta. Pues suele suceder lo que advierte Moshé esta semana: "De la Roca que te crió te olvidaste; Te has olvidado del Elokim tu creador." (Devarim 32:18), es decir, nos habituamos a olvidarnos de la Verdad (H’), y de los bienes que Ésta nos ofrece.
Cuando, lo imprescindible es intentar encontrar el EMET.
Porque muchas veces nos dejamos impresionar por lo que creemos que es la verdad, y que es lo que nuestros ojos ven, o dejan de ver, olvidando que la Verdad existe independiente de que nosotros la creamos o no, de que la conozcamos o no.
Y, nuevamente la parashá Haazinu reafirma este mensaje de Iamim Noraim: "Vean ahora que Yo, Yo Soy, Y no hay dioses conmigo; Yo hago morir, y Yo hago vivir; Yo hiero, y Yo curo; Y no hay quien pueda librar de mi mano." (Devarim 32:39) – "no hay dioses conmigo", es decir, la única Verdad es Él.
Tal como le ocurrió a Agar en el relato de la Torá, que tenía el agua para salvar a su hijo y salvarse ella, frente a sus propios ojos. Pero, éstos estaban cerrados, no podían o no querían ver el agua.
Recién cuando H’ descubrió la inocencia de estas personas, hizo para ellos un "milagro".
¿Y cuál fue este milagro?
Pues, que los ojos que no veían, fueran abiertos y reconocieran que todo el tiempo frente a sí estaba la salvación.
Roguemos en estos días para que no ocurra más lo que sufrió Moshé: " Verás por tanto delante de ti la tierra; mas no entrarás allá, a la tierra que doy a los hijos de Israel." (Devarim 32:52).
Que H’ nos permite contemplar todo lo bueno que hay frente a nosotros, y que lo podamos disfrutar con paz y crecimiento junto a nuestros seres queridos.
Preguntas para esta semana:
- ¿Cuántas verdades existen, y por qué esta cantidad?
- ¿Cómo llegar a la Verdad?