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Se ha puesto de moda, o tal vez es algo muy antiguo,
el igualar hacia abajo,
con miles de pretextos y justificaciones oportunistas.
Que los intelectualmente capacitados no aprenda ni entrenen su potencial,
que los favorecidos económicamente se desprendan injustamente de sus posesiones,
que los bellos se afeen,
que los dotados se entorpezcan,
y así en casi todos los ámbitos de la vida personal y colectiva.
¡Vamos a hacer justamente lo contrario!
A disfrutar de lo permitido, en tanto nos apartamos de lo prohibido.
A estimular a que cada uno descubra sus potenciales ocultos y los manifieste en la realidad.
Que los menos favorecidos sean impulsados a crecer,
sea porque se los atrae desde arriba o se los empuja amablemente desde abajo.
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