En hebreo moderno LEJEM es pan.
En el hebreo original, aquel que se hablaba en el huerto del Edén y posteriormente quedó plasmado en la Torá, la palabra LEJEM en principio es comida, alimento. Al pan se le decía PAT o PAT LEJEM.
Podamos dar una explicación muy racional y que apunta a lo que tenemos por histórico, y esto es que el pan era el alimento principal de muchísimas sociedades de antaño, también la de los hebreos.
Por supuesto que cuando nos referimos a ese pan no debemos pensar en las hogazas que podemos comprar en la panadería o las que horneamos en casa, porque por lo general eran más bien del tipo pan oriental, como pitas, lafas, gua bao, naan o similares. También sería más parecido a las matzot de Pesaj, aunque no del estilo galletas cracker.
Como sea, el pan sigue siendo para muchos el alimento sólido, básico y esencial; con sustento científico o no para ello.
Es así que se entiende perfectamente cuando se dice: “trabajar para traer el pan a la casa”; que no solamente se trata de la hogaza, pero por algo el pan es el símbolo clásico de la comida.
Entonces, ya que el PAT LEJEM (pan) era el LEJEM (alimento) en esencia, con el paso del tiempo quedó asignado que LEJEM es pan.
Hasta aquí una muy buena explicación racional.
Pasemos a otra, que en verdad no deja de ser racional pero implica adentrarnos en conceptos más esotéricos.
Si sabes hebreo y te pones a pensar un ratito en la palabra LEJEM, es muy probable que te des cuenta de que está íntimamente asociada a la palabra LEJIMÁ, que es lucha, guerra, combate. De allí proviene MILJAMÁ (guerra), LOJEM (combatiente) entre otras.
¿Cuál puede ser el motivo para esta asociación tan directa?
¿Acaso es al estilo de la palabra “salario” que proviene de “sal”, que era la paga que recibían los soldados contratados por el imperio romano?
¿O hay algo más profundo?
Pues, hay algo muchísimo más profundo e interesante.
Olvidémonos del pan ahora, y solo quedémonos con el sentido de que LEJEM Es alimento.
La guerra que tenemos que hacer al alimentarnos puede ser definida al menos en tres campos de batalla:
- no dejarnos llevar por el instinto sino mantener la alimentación dentro de los parámetros espirituales que nos corresponden a cada uno, sea como noájida o sea como judío. Esto implica necesariamente una lucha, porque ambas dimensiones bregan por intereses diferentes, que no siempre son contrapuestos, pero muchas veces sí que lo son.
De paso te comento que veas que interesante que el primer sentido de existencia que le explícito Dios a la humanidad fue en lo relativo a la alimentación, no otra cosa. - que el alimento no solamente sea para placer, cosa que está muy bien; y/o para nutrirnos, cosa que es indispensable; sino también como elemento de elevación de nuestro entorno hacia un más alto nivel de espiritualidad en lo terrenal. Para ponerlo en palabras simples: agradecemos a quien corresponde al comer; comemos de manera “civilizada”; compartimos “el pan”; bendecimos antes y después de la comida; comemos solo lo que tenemos permitido espiritualmente; tratamos de llevar una dieta saludable; ¡mira si habrá que tomar en consideración montón de factores que elevan nuestra alimentación y por tanto al entorno!
- que el alimento fue visto durante muchísimo tiempo como motivo de guerra, ¡y lo sigue siendo! Porque las personas no están enfocadas espiritualmente sino solamente en lo pasajero, y por tanto luchan por el recurso natural, por sobrevivir, por ser poderosos y no sufrir de impotencia. Cuando la verdad es que si aprendemos a conectarnos, a hacer preponderar la perspectiva espiritual (y por tanto ética) ya no hay necesidad de luchas por poder ni por obtener los recursos, sino que hay más chances para que todos disfrutemos y estemos en paz. Cosa que se logrará en la era mesiánica. Pero, mientras tanto el LEJEM lleva a la LEJIMÁ con el prójimo, cosa triste y evitable.
Un último aspecto que quiero compartir ahora contigo.
¿Te diste cuenta de que el primer mandamiento dado directamente por Dios a la humanidad fue aquel de comer de todo árbol, que incluía el del conocimiento y el de la vida, pero el del conocimiento no cuando el humano quisiera sino cuando Dios lo autorizara?
¿No tenía Dios cosas más importantes para decirle directamente a la humanidad que algo relativo a la alimentación?
Quizás ahí tienes una idea del factor poderoso que éste representa.
Por otra parte, lo que también está enseñando Dios con esto es que mientras no tenemos los valores eternos en la conciencia y nutren nuestra conducta (árbol de la vida), entonces el conocimiento puede resultar perjudicial (ciencia sin conciencia, como la del nefasto Dr. Mengele, por ejemplo). Por tanto, llenar primero nuestra mente y corazón de conciencia de espiritualidad, ser fuerte en valores eternos, y luego introducirnos en el camino de la ciencia, para que el conocimiento esté bien orientado y realice prodigios que den vida y prosperidad.
Por tanto, Dios no estaba interesado en decirnos reglas de una dieta alimentaria, sino darnos un manual esencial para desarrollar una vida de maravillas en este mundo.
Para finalizar, el sentido de este estudio no es incurrir en conocimiento lingüístico, sino llevarnos una enseñanza práctica y aplicable para la vida cotidiana.
¿Te animas a decirme qué es lo que aprendiste tú y que sirve para nuestro día a día?
Gracias.
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