Para quienes vivimos fuera de Israel, esta semana corresponde que leamos públicamente en shabbat las dos últimas parshiot del sefer Bemidbar, Matot y Masei.
Veamos rápidamente algunos de sus temas.
Comienza el texto explicitando el respeto a la palabra que pronunciamos, porque lo que decimos cuenta. Por tanto, debemos estar atentos para hacer todo lo que está a nuestro alcance para cumplir las promesas y cuidar el habla para no provocar falsas expectativas en quien nos escucha. De aquí que tengamos muchísima moderación con lo que decimos, para no ponernos en situaciones incómodas. Por ello, es costumbre añadir la fórmula “bli neder”, que significa “sin compromiso”, cada vez que decimos algo que pudiera ser tomado como una promesa que no sabemos si la llegaremos a realizar. Por ejemplo, “más tarde te llevo el libro, bli neder”, que debe ser entendido como: “haré todo lo posible para llevarte el libro, esa es mi real intención, pero podría no ocurrir”. De esta forma, es menos probable que la otra persona se sienta decepcionada por nuestra falta de consideración.
Pero, por supuesto, siempre y cuando seamos responsables y comprometidos, no abusando del bli neder, como mecanismo para escapar de los compromisos.
Igualmente, existen procedimientos para anular ciertas promesas, el más famoso lo hacemos poquito antes de iniciar Iom Kipur, cuando recitamos el “Cal Nidré”. Sin embargo, no podemos ir por la vida prometiendo cosas que sabemos que no podemos, o queremos, cumplir. Tampoco es muy prudente provocar, sin quererlo, el descontento (o dificultades) en otra persona, que asumió que nos habíamos comprometido en alguna cosa, que luego resultó que no era así.
En resumen: tener respeto por uno mismo y por el prójimo, por ello atender a lo que decimos para no generar disgustos o conflictos a través de la palabra irresponsable.
Otro de los temas del texto de la Torá que leeremos esta semana: las tribus de Rubén y Gad poseían gran cantidad de ganado. Al ver que las tierras en la orilla oriental del Jordán, que acababan de conquistar, tenían abundantes pastos, le preguntaron a Moisés si podían asentarse allí. Recordemos que la Tierra Prometida abarca mucho más que la franja conocida como tierra de Canaán, por tanto, en principio no había nada incongruente con esta solicitud. Sin embargo, los miembros de estas tribus querían recibir la expresa autorización de Moisés, con la bendición del Eterno.
Sin embargo, Moisés se enoja con ellos, porque siente que están rechazando habitar la tierra sagrada, tal como cuatro décadas atrás había ocurrido en el pecado causado por los exploradores.
Los rubenitas y gaditas explican sus verdaderas intenciones, muy alejadas de rechazar la sagrada tierra, o desentenderse por el destino de sus hermanos de Israel, Por eso se comprometen a ser los primeros en la tarea de asegurar que el resto de las tribus consigan su parte en la tierra de Israel, y que no descansarían hasta conseguirlo. Solo que antes harían poblados para sus familias y lugares para guardar sus rebaños.
Moisés acepta esta promesa como válida, por tanto les permite asentarse en la parte oriental del Jordán, lo que sería hoy en día el Reino de Jordania.
Más tarde, los varones de estas tribus (junto a la mitad de los de Menashé que también se sumaron a los pobladores de aquel lado del río) fueron leales a su palabra, aunque llevó muchos años para que sus hermanos obtuvieran sus territorios, ellos no renunciaron a ser los primeros en luchar para favorecerlos. Solamente cuando el resto consiguió su parcela, ellos retornaron con sus familias al otro lado del río.
Otro tema: se enumeran las 42 paradas que tuvieron los israelitas durante su trayecto desde Egipto hasta ingresar a la Tierra de Promisión.
También se ordena a los judíos que provean a los levitas de 48 ciudades para que ellos habiten, 42 ciudades más las seis ciudades de refugio que serían designadas. Junto con estas ciudades, los levitas recibieron extensiones alrededor de las ciudades para su ganado, ya que no les correspondía tener territorio propio junto a las otras 12 tribus de Israel.
Hay varios temas más, pero todos tienen una base en común: organizar el inminente arribo de los israelitas a la tan anhelada tierra de Israel, dejar todo lo posible dispuesto para que esta nueva etapa sea lo más favorable posible.
¡Les deseo a ustedes y familias un Shabbat Shalom umboraj!