No sólo de promesas
"Aquel día Hashem hizo un pacto con Avram [Abram] diciendo: –A tus descendientes daré esta tierra, desde el arroyo de Egipto hasta el gran río, el río Éufrates"
(Bereshit / Génesis 15:18)
El Eterno pactó con nuestros antepasados en diversas ocasiones, sobre varios aspectos.
Él es un Dios Justo, es Verdad y Corrección; no cambia de parecer, ni se arrepiente como los hombres.
Cuando ha dado Su palabra, es una verdad imperecedera.
Por lo tanto, la tierra de Israel es heredad, propiedad, de los Hijos de Israel, por magna decisión de Dios.
Pero, si bien la promesa existe, y es verdad, no todo depende de la Voluntad de Dios, sino también del hacer de las personas.
Convertir a la Tierra Prometida, en Tierra Alcanzada depende de nosotros.
Y, esto es similar en todos los aspectos de la vida… Dios nos da innumerables oportunidades de ser felices, de crecer en abundancia y bienestar, de realmente atraer al Mashiaj, pero… ¿qué estoy haciendo yo hoy para conseguir todo esto y mucho más?
Shabbat Shalom les desea Yehuda Ribco
Profundizando esta semana:
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¿Quién acompañó a Avram en su salida de Jarán?
- ¿Quién vivís en la Tierra Prometida antes de la venida de Avram y los suyos a la misma?
Respuestas para la semana anterior:
- Porque todas las especies animales le debían la vida al Hombre.
- Que la Humanidad no está actuando como corresponde y que merece la destrucción, pero la Misericordia de Dios no lo permite.
Destellos de la parashá
Sin que nosotros sepamos mucho del personaje central y su vida, nuestro patriarca Avram, es puesto en una encrucijada terrible, en lo que es considerado como una de las tantas durísimas pruebas que tuvo que superar en su camino de desarrollo personal.
El Eterno le ordenó que abandonara todo lo que era conocido y familiar para él, que dejara su vida, su pasado, sus proyectos, y, que depositando confianza en Él se embarcara en una aventura llena de esperanzas y promesas, pero atestada de interrogantes y falta de plenas certezas.
Es, indudablemente, un modelo de lo que es la vida de todo ser humano dispuesto a enfrentar la vida con responsabilidad y entereza. A vivir la vida…
En su trajinar, Avram recibe de parte del Eterno tres promesas: la Tierra Prometida (la de Israel); una abundante y encumbrada descendencia (nosotros); y ser bendición para las naciones de la Tierra.
Sin embargo, nuestro patriarca reconoce rápidamente que no es fácil ser digno merecedor de esas bendiciones, que no son un regalo de lo Cielos, sino un premio obtenido con el esfuerzo propio, y la dedicación y el empeño puestos en materializar los ideales.
Es, precisamente, a través del coraje como nuestro patriarca va avanzando en su evolución personal, adquiriendo en cada etapa, tras cada prueba, una nueva virtud, o una remozada perspectiva de las cosas.
Hasta que finalmente, Avram puede reconocer a Dios en todas las cosas, y ser más que un acompañante justo de Dios -como lo fuera Noaj-, para transformarse en uno que va más allá de lo que es justo, en un Jasid, en una persona que fundamenta su existencia en la generosidad, en el desapego que brinda a los que lo rodean la posibilidad de superarse.
http://serjudio.com/dnoam/lejleja61.htm