"Y Hashem dijo a Moshé: Entra a Faraón; porque yo he agravado su corazón, y el corazón de sus siervos, para dar entre ellos estas mis señales;
Y para que cuentes a tus hijos y a tus nietos las cosas que yo hice en Mitzraim, y mis señales que dí entre ellos; y para que sepáis que yo soy Hashem" (Shemot 10:1,2)
Varias preguntas:
- ¿Por qué H’ contraría el básico postulado (por Él) del "Libre albedrío" imponiendo Su voluntad a la de Faraón?
- ¿Por qué Faró fue castigado tan severamente?
- ¿Por qué dice "Ve a Paró", pero no dice qué debería Moshé decirle?
- Si H’ ya anuncia que agravará el corazón del Faraón, ¿para qué mandar a Moshé a una misión estéril?
- ¿Para qué presionar hasta el extremo a Moshé, quien reiteradamente quería "zafar" de presentarse frente a Faraón?
Respuestas:
"Entra a Faraón…" – Existe Moshé y existe Faraón, y es imprescindible que ambos se enfrenten para poder distinguir uno y otro.
Está Moshé que era uno de los niños que Paró había sentenciado a morir ahogados en el Nilo, en el momento que comprendió la angustia de los hijos de su nación, fue capaz de entregar su comodidad, su buena posición social en aras de aquellos afligidos esclavos que nada podían devolverle; personas que si podían estarían en su contra.
Y está Paró, quien era servido por esclavos y no por súbditos, quien no titubeaba en decretar feroces tormentos, castigos indiscriminados, sin contemplar si sus inocentes víctimas eran adultos, bebes, mujeres, enfermos. Un ser arrogante y desafiante que no precisaba que H’ le agravará su corazón para incurrir en sus maldades, pero que H’, por "mérito" de este rey, le permitió a su corazón albergar toda la opresión que había él destinado a sus esclavos.
Entonces, está claro.
El encuentro entre estas dos personalidades, es el desafío entre el Bien y el Mal, corazón contra corazón. Paró, el falto de corazón enfrentado a Moshé, quien era todo corazón.
Resumiendo y contestando pregunta por pregunta.
- Paró libremente eligió llenar su corazón de odio y maldad, H’ permitió que traspasara el límite del cual y ano podría retornar a la bondad. H’, que todo lo puede, pudo dejar que Paró no tuviera perdón, a eso se hizo acreedor.
- "Midá kenegued midá" – algo así como el bíblico "ojo por ojo", o el popular "a quién hierro mata…". Paró que no conocía misericordia, no podía obtener piedad, ¿acaso entendería de qué estaba siendo recipiente (sin ser merecedor)?
- Las palabras sobraban en este momento. La sola presencia de Moshé sería suficiente para resaltar las características de uno y otro, de un mundo y otro.
- La misión es estéril en cuanto a Paró, pero el mensaje debe ser instruido a los hebreos de aquella época y a todas las generaciones. Sin importar el déspota, sin interesar la tortura, siempre existe un prototipo de Moshé, un ideal, que podemos alcanzar, con mucho esfuerzo.
- En definitiva, el libre albedrío de Moshé estaba en juego también, y pudo imponerse a sus propias debilidades, a sus temores, a su falta de confianza (o a su conocimiento de con quién se enfrentaba), pero, con la ayuda de H’.
¿De qué lado de la balanza nos ubicamos?