Responsable significa dar respuesta.
Se supone que es la respuesta adecuada a la pregunta que se plantea, o al problema al que uno se encuentra, o a la situación en la que se está.
Así por ejemplo, el primer registro de interacción entre Dios y el hombre, fue cuando Dios le pregunta a Adam: «¿Dónde estás?»
Dios sabía la respuesta, la intención de Su pregunta era que el humano reflexionara, reconociera que había incumplido una ordenanza Divina, y entonces viera de cómo dar respuesta apropiada a ese acontecimiento.
Es decir, no tenía que decir: «Estoy acá». Ni Tampoco valía: «Calle 33 esquina Avenida Central, Huerto del Edén, Tierra».
Ni tampoco era válida aquella: «Me escondó detrás de estos arbustos porque tengo miedo de que me encuentres».
Y menos que menos que se largara a dar todo tipo de excusas y justificaciones a su improcedente proceder.
Lo que tenía que hacer, al menos esa era la intención del Divino interrogador era: «Ups, perdón Diosito mío, metí la pata. Reconozco mi error, ¿podrías ayudarme a reparar lo que destruó con mi acción torpe?».
Si hubiera sido esa su respuesta, entonces el hombre ciertamente hubiera sido responsable.
Pero, tristemente se dejó involucrar por su recién adquirida esclavitud al EGO y por ello se largó a dar excusas, echar culpas, desentenderse de su responsabilidad… en fin, ser un humano normal y corriente que está de espaldas a su espiritualidad.
Sabiendo esto es quizás buen momento para que te preguntes: «¿Dónde estás?»
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