La parashá Nasó, que se lee esta semana en las sinagogas de la Diáspora (pero fue leída el shabat pasado en Israel), contiene una variedad de temas, de los más relevantes incluyen la ley de los naziritas, la bendición sacerdotal, la dedicación del Tabernáculo y las ofrendas de los líderes tribales.
La ley de los naziritas se refiere a aquellos que hacen un voto especial de abstenerse de ciertos placeres mundanos, como el vino o cualquier derivado de la vida, así como cortarse el cabello. Esta práctica puede ser una forma efectiva de acercarse a Dios y fortalecer la propia disciplina espiritual, para un grupo reducido de personas, que esperan que con estas restricciones puedan alcanzar un mejor diálogo interno y con ello estar más estables emocionalmente.
La bendición sacerdotal es una oración especial que se continúa pronunciando en muchas sinagogas diariamente, en tanto que en otras se la hace en ocasiones especiales en la vida judía. La bendición pide la protección y la prosperidad para cada miembro del pueblo de Israel y es un recordatorio de la importancia de trabajar juntos para crear una comunidad más fuerte y unida. La solemos hacer los padres por los hijos en nuestros hogares los viernes por la noche, como parte de la ceremonia del kidush. En algunas sinagogas, generalmente no ortodoxas, se ha establecido como costumbre que sea pronunciada como parte del servicio de kabalat shabat.
La dedicación del Tabernáculo marca el momento en que el Tabernáculo, el santuario portátil utilizado por los israelitas durante su peregrinación en el desierto, se convirtió en un lugar sagrado donde se podía concentrar los servicios dedicados a Dios. Esta historia nos recuerda la importancia de tener un sitio sagrado y de dedicar tiempo y esfuerzo para conectarnos con Dios y nuestra espiritualidad.
Finalmente, la parashá Nasó también habla sobre las ofrendas de los líderes tribales, quienes trajeron regalos al Tabernáculo como una forma de demostrar su compromiso con su Dios y comunidad. Cada uno de ellos trajo la misma ofrenda, para demostrar la paridad de cada tribu, por más que cada una fuera diferente a las demás.
Si quisiéramos extraer un resumen, la parashá Nasó nos enseña la importancia de la disciplina espiritual, la unidad comunitaria, la conexión con Dios y la dedicación a nuestra vivencia espiritual. Nos recuerda que a través de nuestras acciones y compromiso, podemos fortalecer nuestra relación con Dios y nuestra comunidad.
Esto puede servir de inspiración para el lector, que en cualquier momento, pero en particular en los tiempos difíciles, es importante recordar que nuestra vivencia espiritual y nuestra participación en comunidad pueden ser fuentes de apoyo y fortaleza. Al dedicar tiempo y esfuerzo a nuestra conexión con Dios y nuestra comunidad, podemos encontrar consuelo y esperanza en momentos de incertidumbre, así como un foco de alegría y plenitud sinceras en los tiempos de estabilidad.
Mi deseo es que esta parashá nos inspire a seguir trabajando juntos para construir una comunidad más fuerte y un mundo más justo y amoroso.
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