Parashat Vaerá 5760

 

Encantado de concocerla

En ocasiones, digamos generalmente, se nos presentan hechos, relatos, manifestaciones que asumimos como ciertas o reales. Esto es así cuando concluimos en determinar su veracidad a partir de la impresión, o la opinión o aun por el superficial escrutinio. Basados entonces en nuestra conclusión nos aferramos a esta idea que aceptamos como verdadera.

Y resulta que, más que muy a menudo:

"Pero los magos hicieron lo mismo con sus encantamientos…" (She 8:3)

la noción que obtuvimos fue a través de la acción de los "magos", de los "encantadores". Personas que saben disfrazar sus acciones, dichos o ideas para que tomen la apariencia de sinceros, cordiales, serenos, buenos, adecuados; cuando en la realidad o: no son más que pompas de jabón; o (peor) son algo muy distinto a lo que nosotros creemos que son…

Ese es el poder del encantamiento, de la fascinación.

Distraer la consciencia de los hechos ciertos, y hacer de la ilusión el camino de la existencia.

Y ocurre que generalmente la ilusión es más placentera que la realidad.

Y aparece la ilusión como el modo fácil, exitoso y sin riesgos de vida.

Cuando, en principio y al final de cuentas, la ilusión, el encantamiento, es sólo eso…

Tomemos un clásico ejemplo, el bebe que sintiendo hambre y no distinguiendo entre ilusión y realidad fantasea con el cálido pecho materno, con la deliciosa y complaciente leche tibia recorriendo sus entrañas. La fantasía es de una realidad tal, de un éxtasis sublime, que el bebe (por un rato) olvida que siente hambre y "cree" que está satisfecho. Gracias a Dios su organismo no se deja arrastrar completamente por el "delirio" y las alarmas que anuncian el hambre resuenan, haciendo que o se proteste (lloros, gemidos, etc.) o que se reinicie la ilusión de completo. Si el bebe gira entre ilusión e ilusión, y en ningún momento manifiesta su hambre al mundo exterior; y si la madre (o responsable) es una persona abandónica que no se preocupa por el bienestar del bebe, ¿cuál sería el precoz final del mismo? Respuesta: muerte por inanición – literalmente, muerto de hambre.

Este ejemplo se puede extender a todas las edades, y a la mayoría de las situaciones.

Si el "engaño" intencional o involuntario, toma las riendas de la "creencia", entonces, inevitablemente, la acción se afecta en un signo negativo.

Más tarde o más temprano ocurre que:

"Los magos también intentaron hacer … con sus encantamientos, pero no pudieron." (She 8:14)

así es, los engañadores, los encantadores, tienen el límite que la realidad les impone.

Con su "magia" pueden fascinar en ciertos aspectos, pero la verdad es irreproducible completamente. Porque si el engaño cubriera a la verdad en un cien por ciento, entonces, el engaño sería verdad, por lo tanto no-falsedad.

Lo que diferencia al engaño de la Verdad, es el grado de discordancia entre ambos; y lo que hace peligroso al primero, es su excesiva similitud con lo original sumado a su grado de diferenciación. En breve, la media mentira es más perjudicial que la mentira a ojos vistas. O como bien había criticado Eliahu HaNabí en su momento: "¿Hasta cuándo vacilarán entre dos opiniones (literalmente: umbrales de acceso)?" (I Mel 18:21).

Pero, como dijimos, hay un límite, que los magos no pueden trasponer.

Y cuando el límite se evidencia, y la representación cae frente al peso de la verdad y la realidad, puede ocurrir que:

"Entonces los magos dijeron al faraón: –¡Esto es el dedo de Elokim! Pero el corazón del faraón se endureció, y no los escuchó, tal como Hashem lo había dicho." (She 8:15)

los que engañaban dejen de engañar y reconozcan la Verdad (en la parashá: "dedo de H’"). Pero los engañados no quieran o puedan obviar sus ilusiones, y endurezcan su corazón, se aferren a sus criterios basados en la falsedad y por lo tanto continúen obrando incorrectamente.

Por eso, H’ había predicho que Faraón endurecería su corazón.

No necesariamente porque Él sabe presente – pasado – futuro; sino porque conoce el corazón del Hombre y de cada hombre.

Sabía que personalidad ostentaba Faraón, y sabía que cuando una persona vive en la convicción de las ideologías extremistas (que en un 99% son basadas en "encantamientos"), es muy difícil que pueda reconocer (llegada la oportunidad) que su sistema de vida está cimentado en el error, y que si quiere vivir en el acuerdo debe modificar su pensamiento, su actitud y su accionar.

En líneas generales, el extremista, es aquel que "encantado" por la "ilusión" que le presentaron o se representó, no puede liberarse de la misma, a pesar de que se hace evidente su falacia.

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