Los temas que trata nuestra parashá son:
1. Finaliza Moshé su discurso de despedida con el que rememora hechos históricos de las últimas décadas de Israel.
2. Comienza a continuación la alocución que pretende clarificar y reforzar a la relación del pueblo judío con la Torá y las mitzvot.
3. Encontramos que el Eterno no levanta la prohibición para que Moshé entre a la Tierra de Israel, a pesar de sus ruegos.
4. Es recordado el momento más sagrado de la historia, cuando el Eterno se encontró “frente a frente” con todo el pueblo judío en el monte Sinaí y les recitó los mandamientos que conforman el Decálogo.
5. Se advierte al pueblo que la consecuencia de rechazar las mitzvot es el exilio, tanto interno (personal, psicológico) como externo (colectivo, nacional).
6. La teshuvá, el arrepentimiento sincero, es presentado como el camino para la reparación, el reencuentro, la rehabilitación.
7. Se pasa lista a algunos de los milagros que Dios hizo por Israel y su sentido espiritual.
8. Resuena el texto del Decálogo, los así llamados “Diez Mandamientos”.
9. Es expresado el texto del Shemá Israel, párrafo central en la ideología monoteísta.
10. Se repasa el mandato de limpiar de idolatría a la Tierra de Israel y en las vidas personales de cada uno de los miembros del pueblo.
El pecado es el desvío del camino correcto según delimita la Torá, es el exilio de sí mismo. Quien peca se aleja de su verdadera esencia. No es un hecho “religioso”, sino un desequilibrio interno, un enmascaramiento de su autenticidad buena y pura.
Distintos pueden ser los causantes del extravío pero una es la solución: la TESHUVÁ, el arrepentimiento sincero. En palabras del Rav Kook: “Muy grande y alta es la dicha de la teshuvá… no hay nada que pula y limpie al hombre y lo eleve al estatus de ‘hombre pleno’, como la profundidad de su arrepentimiento” (Orot haTeshuva 13:11).
Podríamos, modestamente nosotros, enumerar sus pasos:
- Saber que X acción está mal.
- Reconocer que uno ha hecho tal acción mala, sin dar excusas, sin justificarse, admitiendo el hecho, la seriedad del mismo, la responsabilidad por lo efectuado y sus consecuencias.
- Querer enmendar la situación provocada por el pecado.
- Hacer lo posible para corregir, mejorar, reparar, restaurar lo que se ha dañado con la acción negativa.
- Admitir la acción y pedir sinceramente perdón a la persona que ha sido agraviada y luego a Dios. En caso de ser un pecado contra Dios, pedir de Él el perdón
- Aceptar las consecuencias legales o materiales de los hechos que hemos desencadenado.
- Comprometerse a no volver a incurrir en esa acción en el futuro.
- No volver a hacer esa acción, dadas circunstancias similares.
- Perdonarse, no torturarse con sentimientos de culpa, negaciones, remordimientos. Dejar libre, fluir, no esclavizarse. Encontrarse a sí mismo, descubrir el tesoro de bien en su esencia pura que cada uno contiene en su interior.
Grandes y buenas son las enseñanzas de la Torá para mejorar nuestra vida cotidiana.
¡Shabbat Shalom UMevoraj! Moré Yehuda Ribco