La función primaria del EGO es preservar la propia existencia cuando se encuentra la persona sumergida en una situación de impotencia.
Para lo cual llamará la atención a como dé lugar, para que de esa forma el auxilio y poder provengan de otra parte, así se eliminará la situación de vulnerabilidad o al menos se minimizará.
Pero, es problemático cuando al EGO primario e instintivo se le agrega el hábito basado en la repetición de conductas, por medio de las cuales se pretende obtener satisfacción, atención, dominio, control, seguridad, menos debilidad al sentir impotencia, todo a expensas del bienestar del otro y del no ejercicio de las propias potencias.
Es bueno aprender a dominar aquello que está a a nuestro alcance; dejar fluir lo que no podemos controlar; disfrutar de lo permitido; comunicarnos auténticamente; apartarnos de lo prohibido; agradecer y construir SHALOM con acciones concretas de bondad y justicia.
Cuando se reduce el influjo del EGO se aumenta el AMOR, y por tanto lo espiritual.
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