Donde hay envidia falta alegría
(Esta semana corresponde leer la parashá llamada Miketz ("Al cabo") que es la décima del primer tomo de la Torá, el sefer Bereshit , conocido en español como "Génesis").
Dice la Torá:
"Al ver sus hermanos que su padre amaba [a Iosef] más que a todos ellos, le aborrecían y no podían hablarle pacíficamente."
(Bereshit / Génesis 37:4)
Iosef y sus hermanos no se llevaban bien.
Parecían más enemigos que hijos del mismo hombre justo.
En sus relaciones no eran ajenos: la envidia, los celos, la maledicencia, las acusaciones, el rencor, la inquina, la presunción, la vergüenza, la violencia, el desprecio, el odio, la tristeza, la desvergüenza, el terror…
Su tensa relación llegó al extremo conocido: los hermanos confabulados y en mayoría castigaron a su hermano, lo tiraron a un pozo, lo vendieron como esclavo, lo dieron por desaparecido ante el padre. Y esa forzada desaparición, con todas las pesadas causas que la provocaron, se mantuvo como una negra mancha en sus corazones, haciendo que sus vidas estuvieran teñidas de dolor, miseria, perplejidad, indiferencia o desánimo.
En lugar de crecer, en la medida de sus inmensas posibilidades, estos hermanos quedaron empantanados durante décadas.
Es el triste resultado de una vida perturbada por la envidia la falta de adhesión a los mandamientos.
Y esa triste vida cargada de culpa y pecado tiene su imagen más palpable en el descenso de los hermanos a Egipto. Los que estaban destinados a ser eminencias, deben arrastrarse a pedir alimentos al país más poderoso, pero también al más corrompido por la idolatría y la superstición. Los diez hermanos marcados para el esplendor de portar con una porción de la bendición de los patriarcas, han caído hasta el nivel de pedir favores a los idólatras.
Sin embargo, la chispa de divinidad no se apaga del alma de los fieles al Eterno.
Las contrariedades los podrán confundir y apartar, pero no desconectar de la Fuente de toda vida.
Sus rebeldías, pecados o errores los podrán llevar a parajes desolados o podridos, pero sus espíritus incesantemente claman por la paz que solamente se encuentra en el servicio fiel a Dios, que es cumpliendo con cabalidad con Sus mandamientos.
Y así movidos por la pureza intachable de sus espíritus, estos diez hermanos que habían llevado un derrotero angustioso, finalmente encuentran la senda para retornar al Eterno. Lo encuentran al vencer sus propias inclinaciones hacia lo perverso.
Si antes el celo y la envidia los consumía y los llevaba a un ciclo cada vez más terrible de pecados, ahora se han entrenado y ya no los carcome más esos sentimientos viles.
Ahora, contemplan con regocijo el auge de uno de sus hermanos, y no por ello su corazón ladra de rabia.
Ahora, los diez hermanos mayores reciben menos beneficios y honores que su hermano menor, pero no por eso se arrastran hacia el delito o la desazón.
Ahora han crecido espiritualmente, y ya las pasiones de la materialidad no les corrompe su entereza, pues logran regocijarse con el éxito del hermano, tal como está testimoniado:
"[Iosef] tomó porciones de delante de sí para [los hermanos],
e hizo que la porción de Benjamín fuese cinco veces mayor que la de los demás.
También bebieron y se alegraron con él."
(Bereshit / Génesis 43:34)
Así pues, si el aplauso toca a la puerta de nuestro hermano, y la alegría no brota inocentemente en nuestros corazones,
es hora de que nos pongamos en campaña para analizar qué nos está pasando,
y así comenzar a trabajar para crecer a la Luz de los mandamientos que el Eterno nos ha dado.
¡Les deseo Shabbat Shalom UMevoraj!
Moré Yehuda Ribco
Notas:
Otras interpretaciones de este pasaje de la Torá, y más estudios los hallan HACIENDO CLIC AQUÍ y AQUÍ.
Relato
Rabí Jaim era grande en Torá y cumplimiento de preceptos.
En ocasión de una terrible depresión económico que afectó a vastos sectores de la sociedad, el estimado rabino vendió todas sus pertenencias personales, sus objetos y hasta incluso sus venerables libros para de ese modo tener dinero para ayudar a su prójimo necesitado.
Ante esta conducta de desprendimiento extremo, su cauta esposa escondió los candelabros en los cuales encendía las velas para Shabbat y festividades.
Llegada la víspera del día consagrado, la mujer sacó de su escondite los candelabros y encendió primorosas velas en honor al día festivo.
Cuando el Rabí llegó a su hogar luego del rezo, casi se desmaya de la impresión.
Al reponerse un poco, con dolor comentó a su esposa: "Ay querida mía, ¡cuántas almas de Israel es posible salvar con esos candelabros!".
Preguntas y datos para meditar y profundizar:
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¿Cómo se puede relacionar este relato con el comentario que brindamos de la parashá?
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¿Es una conducta errónea de la esposa querer preservar lo mínimo indispensable de sus pertenencias?
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El más grande de los profeta testifica que: "Por no haber servido al Eterno tu Elokim con alegría y gozo de corazón por la abundancia de todo, servirás a tus enemigos que el Eterno enviará contra ti, en medio del hambre, de la sed, de la desnudez y de la falta de todas las cosas…" (Devarim / Deuteronomio 28:47-48).
¿Cómo ha de hacerse el servicio al Eterno?
¿Cuál es el mérito y recompensa de actuar conforme a lo que Dios manda?
¿Qué significa aquí "alegría y gozo de corazón"? -
El salmista prescribe: "Servid al Eterno con temor y alegraos con temblor."
(Tehilim / Salmos 2:11).
¿Está contradiciendo lo expresado en el versículo que anteriormente citamos?
¿Qué significa aquí "alegrarse con temblor"?