Shabbat: Tevet 9, 5767; 30/12/06
Un comentario de la Parashá Vaigash (Bereshit 44:18 – 47:27)
¿Cómo te presentarás?
Shabbat: Tevet 9, 5767; 30/12/06
Un comentario de la Parashá Vaigash (Bereshit 44:18 – 47:27)
¿Cómo te presentarás?
En cierto momento el relato de la parashá trae esta frase:
«¿cómo volveré yo a mi padre si el muchacho no está conmigo?»
(Bereshit / Génesis 44:34)
Shabbat: Tevet 9, 5767; 30/12/06
Un comentario de la Parashá Vaigash (Bereshit 44:18 – 47:27)
¿Cómo te presentarás?
En cierto momento el relato de la parashá trae esta frase:
«¿cómo volveré yo a mi padre si el muchacho no está conmigo?»
(Bereshit / Génesis 44:34)
En su sentido literal tiene que ver con que Yehuda hijo de Iaacov temía que su hermano Biniamín se quedara esclavizado en Egipto y que no pudiera volver con ellos a casa del padre.
Pero existe otro sentido.
¿Cómo puedo presentarme ante el Padre celestial si no he encaminado a mis hijos por el camino de la Torá y el cumplimiento de los preceptos?
¿Qué cara poner si mi vida no ha sido de edificación trascendente, no solamente en lo personal, sino también en el legado que dejo a mis hijos?
Muchos padres, la mayoría quizás, se dedican con esmero a proveer a sus hijos de bienes materiales. Esto está muy bien, ya que el Eterno nos exige que nos cuidemos mucho y que tengamos un gran cariño por los de nuestra casa. Debemos proveerlos de alimentos, de vestimenta, de hogar, instruírlos en algún oficio para que se puedan ganar el sustento, capacitarlos para resguardarse de calamidades terrenales.
Eso es parte de nuestro deber como padres.
Criar a nuestros hijos, mantenerlos, darles sustento además de la vida.
Pero, un gran número de padres se conforma con saciar el plano material.
Muchos olvidan que un hijo precisa de otros bienes, por ejemplo los emocionales. Un padre y una madre presentes, que sea posible con ellos la Comunicación Auténtica, que sean guías además de compañeros en el camino.
Ciertos padres empeñados en proveer lo material olvidan que un hijo puede querer mucho un Playstation o una compu nueva, pero en el fondo mucho más quiere a sus padres.
Así pues, crecen hijos ricos en objetos y deleites de todo tipo, pero húerfanos de padres emocionalmente efectivos.
Y para gran tristeza, son mucho más los padres que obvian el alimento espiritual para sus hijos.
Que lo rechazan o meramente desconocen.
Que no instruyen a sus hijos en las sendas de la Torá.
Que se oponen a que sus hijos crezcan en el plano más importante de todos, el espiritual.
Sea por ignorancia de los padres, sea por ánimo rebelde, sea por cualquier otro motivo, cuando no alimentan a sus hijos en el plano espiritual, están causando un gravísimo daño a sus vidas que pudiera resultar (D. no permita) irreparable.
Por esto, pensemos si con nuestras acciones tendremos a nuestros hijos con nosotros a la hora de presentarnos a rendir cuentas ante el Juez de jueces.
Si a los 120, cuando nos despojemos de cuerpo terrenal, quedarán hijos que hagan Kadish por nosotros, que dediquen estudio de Torá para nuestra elevación, que den tzedaká a sitios como serjudio.com para edificar nuestra posteridad, que ayuden a su prójimo gracias a la influencia y educación que han recibido en su casa paterna.
Pensemos si estamos haciendo las cosas de la manera correcta, tal como nuestros Sabios nos han orientado, no solamente para crecimiento personal, sino especialmente para el de nuestros allegados.
Pensemos si estamos andando por el buen camino y pensemos si estamos enseñando a nuestros hijos a andar por él.
Si nos damos cuenta de que hemos fracasado hasta ahora en instruir correctamente a nuestros hijos, tomemos otro carril, hagamos un desvío para retomar la ruta de la perfección.
Seguramente que tenemos tiempo y si queremos, lo lograremos.
Recuerda que tus actos serán pesados y medidos con estricta justicia y no hay excusas en la Corte celestial, por tanto deja de buscar atajos, salidas, dobleces y edúcate para educar.
¡Les deseo a usted y los suyos que pasen un Shabbat Shalom UMevoraj!
¡Qué sepamos construir shalom!
Moré Yehuda Ribco
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