Desde al menos 150 años a esta parte se ha delirado individual y colectivamente con grupos poderosos en las sombras que de alguna manera dominan al mundo, o trabajan operando para conseguir tal dominio.
Masones, sionistas, iluminatis, comunistas, capitalistas, reptilianos, y vaya a saber cuántos más han caído dentro de esa bolsa oscura y malograda de ogros sedientos del control mundial.
Por supuesto que los judíos han sido acusados de ello desde el inicio de estas conspiranoias, o paranoias conspirativas, lo cual ha sido usado macabramente por todo tipo de pillo en el poder, o buscando ese poder, para tener a mano un chivo expiatorio. Tan solo recordar lo que aconteció con el caso del capitán Dreyfus en la Francia que se arrimaba al siglo XX; o con esa invención maligna que sigue en asquerosa boga llamada “Los protocolos de los sabios de Sión”.
Son tan solo dos ejemplos repugnantes de como ese delirio colectivo ha servido para que politicastros y otros bodoques dominen a las masas enceguecidas por el odio hacia el judío y lo judío.
Por supuesto que el ineficiente comunismo-socialismo-progresismo también ha sabido capitalizar el discurso y el relato conspirativo, desde su mismo inicio.
Si bien ellos también fueron a su vez acusados, y con razón de querer dominar el mundo, eso no quita que ellos vayan a diestra y siniestra inventando cucos para que las masas odien y así someterlas.
Por supuesto que ellos también han usado al judío y lo judío, pero hacia mitad del siglo XX fueron virando, por razones de geopolítica del circunstancial y debilitando el mensaje iracundo hacia lo judío para verterlo hacia lo sionista.
Ahora el demonio sería el Estado de Israel, anunciado ahora desde la izquierda como un súcubo infernal nacido de la pasión asquerosa del colonialismo yanqui imperialista y sus asociados con las piltrafas religiosas del orbe.
Lo denunciaban como un enclave colonial, imperial, militarista y blablabla, al pequeño y débil Estado que hasta hacía dos días atrás protegían y ayudaban.
De vuelta lo digo, no porque ellos creyeran en esa patraña, ni porque fuera cierto, sino para conseguir la complicidad del imperialismo árabe-musulmán.
Porque el imperio soviético precisaba de su centro de operaciones en el seno del oriente medio y por un momento estuvo casi seguro de que lo encontraría en Israel.
Pero el pequeño Estado, mayormente socialista en aquella época de mediados del siglo XX, no actuó según la voluntad del Soviet y por el contrario estaba en buenos términos con occidente.
Al mismo tiempo, la URSS patrocinaba esas republiquetas árabes laicas, que se embanderaban como socialistas, pero no eran más que micos populistas como Nasser en Egipto. Por lo cual, precisaban dejar contentos a sus pequeñas mascotas, así pues, se torno venenoso el trato de la URSS hacia Israel y el sionismo.
Por supuesto que los patanes asimilados a la colmena soviética, comunistas-socialistas-progresistas, comenzaron a lanzar sus diatribas anti israelíes.
Sí, hasta ayer Israel era un hermano en la Internacional Socialista y sus líderes políticos unos genios del internacionalismo progresista, pero de pronto, todo cambió para mal.
Es que, los dictados de la colmena habían puesto a Israel como el centro del mal.
Era necesario, en su estrecha e interesada mirada.
Entonces, se puso a Israel junto a los enemigos acérrimos, aunque fueran socialistas. Aunque sus guerras fueran de defensa. Aunque inundaran de derechos humanos a los que habían conquistado, no por deseo de imperialismo sino por necesidad de supervivencia y como respuesta a ataques previos.
De allí el paso bien rápido a convertirlo en un demonio, como hemos mencionado más arriba.
Por lo cual, desde las cavernas infernales estos sionistas desalmados operan para dominar a los pobres árabes, aquellos que todavía nadie llamaba “palestinos”, pues hasta ese entonces TODOS sabían que los palestinos eran los judíos que habían levantado el Estado de Israel. Pero, no solamente a aquellos árabes en la tierra de Israel, sino a todo el enorme imperio árabe-musulmán estos sionistas sádicos estaban amenazando. Pero, no solo a ellos, sino al mundo entero.
Y así, como quien no quiere la cosa llegamos a este momento, en el cual el discurso progresista ya no hace tanto hincapié en obreros contra patrones, peones contra terratenientes, aunque algunos orcos (como muchos izquierdistas en Uruguay) siguen atrapados en el mismo discurso y acción de los ‘60s.
Ahora el gramscismo ha copado las instituciones y, queriendo o no, se han asociado a otros que como ellos realmente buscan dominar al mundo. Porque ellos así lo declaran, cuando proclaman que no quieren más fronteras, ni banderas, ni estados, ni religiones, ni patrias, ni propiedades, sino todos bajo una misma bandera. John Lennon es un exponente triste y patético de ello con su cancioncita “Imagine”, una oda pegadiza pero vomitiva al fin de la humanidad pensante, realmente progresiva, justa y misericordiosa. Nos quieren imponer una imagen de paraíso imposible, como el que vive Cuba y están llevando a otras naciones en América a vivir.
Un paraíso como el Norcoreano, o el Chino continental.
Ahora sigue siendo útil tener al demonio Israel a mano, ya no solo para dejar contentos a los hijos del imperio del alfanje, sino para domesticar a los que aspiran a su patria, a los que luchan por proteger a su nación, a los que sostienen los pilares espirituales, a los que no renuncian a la familia, a los que quieren el verdadero progreso y no la farsa del progresismo. Porque, sea dicho de paso, no hay nada más regresivo y paralítico que el llamado “progresismo”.
Pegarle a Israel y fanáticamente segregar a los sionistas es dar una paliza pública a la víctima, para que el resto lo vea y se porte bien.
Típica táctica de demagogo, dictador, mal padre y peor maestro. Accionar habitual del amo de la secta para tener con miedo apretada la mente de sus seguidores.
Así Israel, quizás como Taiwán y Tibet, son las piñatas de la fiesta de los que en verdad quieren dominar al mundo.
El fascismo no es solo de los Fascios, sino especialmente de los de la izquierda, disfrazados de progresismo.
Como con el discurso lleno de patrañas del feminismo que no defiende a las mujeres sino que odia a los hombres.
Como la charlatanería que apoya el aborto, pero en verdad no por cuidar la vida de las mujeres, sino como estrategia para crear división.
Y así con tantas cosas, porque cambió de ser el obrero contra el dueño de la fábrica, para poner a las mujeres contra los hombres, a los progres contra los fachos y así.
Porque, divide y reinarás.
Por tanto, todo lo maravilloso que Israel haga, done, invente, comparta, etc. de nada sirve, porque no entra dentro del relato genocida de los que en verdad están controlando al mundo.
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