En el texto de la parashá que hemos leído el shabat pasado (Vaetjanán), encontramos el siguiente párrafo:
«אֶֽת־הַדְּבָרִ֣ים הָאֵ֡לֶּה דִּבֶּר֩ ה אֶל־כׇּל־קְהַלְכֶ֜ם בָּהָ֗ר מִתּ֤וֹךְ הָאֵשׁ֙ הֶֽעָנָ֣ן וְהָֽעֲרָפֶ֔ל ק֥וֹל גָּד֖וֹל וְלֹ֣א יָסָ֑ף וַֽיִּכְתְּבֵ֗ם עַל־שְׁנֵי֙ לֻחֹ֣ת אֲבָנִ֔ים וַֽיִּתְּנֵ֖ם אֵלָֽי׃»
«Estas palabras habló el Eterno a gran voz a toda vuestra congregación en el monte, de en medio del fuego, de la nube y de la oscuridad, y no añadió más. Luego las escribió en dos tablas de piedra, y me las dio a mí.»
(Devarim/Deuteronomio 5:19)
Este en un verso dentro de la descripción que hace Moshé, desde su perspectiva, del momento crucial en el que Dios se reveló a su pueblo en el Monte Sinaí, entregándoles las Diez Frases (mal conocido como Diez Mandamientos), el fundamento de la Torá.
Este evento histórico, cargado de simbolismo, nos ofrece una enseñanza relevante para la vida moderna:
1. La Importancia de la Comunicación: Dios habló a su pueblo, no en un susurro, sino con un «ק֥וֹל גָּד֖וֹל», a viva voz, con voz poderosa y fuerte. En un mundo lleno de ruido, es fundamental que nos aseguremos de escuchar la voz de Dios, la voz de nuestra conciencia, la voz de la verdad. No nos dejemos ensordecer por tantas proclamas de idolatría y falsedad, no abramos la mente a discursos seductores pero llenos de corrupción, sino que tengamos pleno enfoque en la palabra del Eterno, el Uno y Único, que su mensaje es poderoso.
2. La Necesidad de un Pacto: La entrega de las Tablas de Piedra representa un pacto, un acuerdo entre Dios y su pueblo, el que conocemos actualmente como judío (ha tenido varios nombres, de acuerdo a su realidad nacional, de asentamiento territorial). En la vida moderna, necesitamos construir pactos, acuerdos basados en la confianza y el respeto, con nosotros mismos, con nuestras familias, con nuestra comunidad y con el mundo. Siempre teniendo la conciencia espiritual como guía, pero asegurarnos de aliarnos para construir con mayor poder nuestra vida.
3. La Fuerza de la Escritura: Dios no solo habló, sino que también escribió sus palabras en piedra, para entregarla a su pueblo y quedara cincelada para la eternidad. La Torá, como fuente de sabiduría, nos ofrece un camino a seguir, un mapa para navegar los desafíos de la vida moderna. Tenemos las palabras de los sabios, que nos orientan, que nos iluminan, así como las rutas establecidas en la Torá. Podemos acercarnos al abismo y caer en él, por desoír las enseñanzas verdaderas, o podemos andar con seguridad y confianza, actuando de acuerdo a los parámetros sagrados que nos fortalecen.
4. La Responsabilidad Individual: Las Tablas de Piedra fueron entregadas a Moisés, pero la responsabilidad de seguir sus enseñanzas recae en cada individuo. En la actualidad, cada uno de nosotros tiene la responsabilidad de vivir una vida ética, justa y compasiva. Porque, si no leemos esas palabras, es como si no existieran. Si las leímos y hacemos oídos sordos, es como si nos burláramos. Si negáramos nuestra parte en el pacto, es como si traicionáramos al Padre Celestial. Moshé describe como Dios le entregó las Tablas, y él las tomó y se encargó de transmitirlas. Cada uno a hacer su parte.
5. La Búsqueda de la Santidad: El Monte Sinaí, lugar de la revelación, es un símbolo de santidad. La vida moderna nos presenta muchos desafíos, pero siempre debemos aspirar a la santidad, a la búsqueda de la perfección en nuestras acciones y pensamientos. Cada momento, cada día, es un monte Sinaí, Dios está siempre aguardando por nosotros, ¿nos animamos a ser receptores y cumplidores de su mensaje?
En resumen, el mensaje del Sinaí nos recuerda que Dios se comunica con nosotros, nos ofrece un camino a seguir, y nos llama a vivir una vida ética y compasiva. En un mundo en constante cambio, la Torá nos ofrece un marco de valores y principios que nos guían hacia una vida plena y significativa.
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