Tze ulmad

Está en la Hagadá de Pesaj la siguiente orden: «tze ulmad» – «sal y estudia».
Es interesante reconocer que en el aparentemente llano texto de la Hagadá se esconde un mar inmenso de sabiuría y conocimiento, hasta una sencilla frase de dos palabras contiene un caudal profundo e inmenso de erudición.
Tze ulmad, sal y estudia.

Quiere decir que si te quedas encerrado dentro de las murallas de lo que ya sabes, difícilmente estés en condiciones de aprender.
No en vano a los sabios se los denomina «talmidei jajamim», «estudiantes de/para sabios», dando a entender que son personas que no se resguardan detrás de preconceptos, que no se detienen en lo que creen conocer, sino que sin temor indagan, analizan, escrutan, critican, demuelen el supuesto conocimiento previo para adentrarse en el mundo del saber hasta la médula.
No en vano el Talmud, colección impresionante de tradicional conocimiento, nos presenta debates, diferentes opiniones, posturas alternativas, opciones legales, ya que no presenta un conocimiento monolítico, fanático, empedernido o fantástico, sino la virtuosa recolección de sabiduría y la construcción metódica y esmerada del edificio de la verdad consensuada.
Tze ulmad, porque si te quedas en prejuicios, en preconceptos, jamás llegarás a sentencias adecuadas ni a conceptos que te permitan apropiarte de la realidad.
Tze ulmad, porque solamente está en condiciones de aprender aquel que reconoce que algo no sabe.
Tze ulmad, porque nadie es tan sabio que no precise buscar el conocimiento que le falta.
Tze ulmad, porque en soledad, en una torre de marfil, dudosamente hay elaboración y crecimiento, sino tan sólo vicio y falsa erudición.
Tze ulmad, descansa de repetir lo que te inculcaron, de ser un hijo necio que solamente reitera frases huecas y que suenan a falsedad en tu boca.
Tze ulmad, indaga, actúa como el hijo sabio que menciona la Torá y retrata la Hagadá.
Tze, sal del Egipto que te mantiene esclavo, de la negra opresión, de la esclavitud, de la inmoralidad, de la vanidad, de la idolatría, de la fe hueca que esconde miedo y aversión a la vida.
Ulmad, estudia para aprender, por el placer de dedicar tu vida a la alta tarea que el Eterno te ha encomendado.

Tze ulmad, ¿qué tienes tú para agregar?

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