Llegamos a Vaielej («Y fue») que es la novena parashá del quinto libro de la Torá (Devarim/Deuteronomio). De manera similar a lo anterior en el libro, encontramos que Moshé continúa con su larga despedida del pueblo judío. Ya hubo discursos, enseñanzas, advertencias, promesas, profecías, recordatorios, reglas para cumplir, convocatorias y otras muchas actividades más, porque para Moshé es sustancial que su legado no se pierda, sino que se preserve y viva cotidianamente.
Podemos identificar los siguientes grandes temas en nuestra parashá:
Cambio de mando
Moshé anuncia que pronto Iehoshúa/Josué tomará el liderazgo del pueblo, por orden del Eterno. Esta continuidad la conocemos desde hace tiempo, cuando Dios eligió al discípulo de Moshé para sucederlo, en lugar de escoger a cualquier otro de los posibles reemplazantes.
Ahora, en presencia de todo el pueblo, Moshé insta a Iehoshúa para que sea fuerte y valiente, porque serán cualidades imprescindibles a la hora de liderar el pueblo de Israel. Al mismo tiempo, le exhorta a que ponga su plena confianza en el Eterno. ¿Acaso tenía dudas Moshé de la idoneidad de su más aplicado alumno?
Podemos suponer que Moshé sabía de la sinceridad y grandes cualidades de Iehoshúa, pero también conocía que el EGO puede causar estragos, por lo cual, hasta el más leal puede caer a las tentaciones negativas. Por ello, reafirma la necesidad de tener emuná y bitajón en Hashem, para todos, pero en especial para aquellos que son los dirigentes de Israel.
Escribir un rollo de Torá y leerlo
Es la última de las mitzvot que la Torá imparte al pueblo judío, el que cada uno de sus integrantes escriba un sefer Torá, y que luego éste no quede dormido en alguna repisa, sino que, por el contrario, sea tomado en consideración constante. Por ello, la obligación tener un texto de Torá fidedigno cerca, estudiar de él y trasmitirlo con fidelidad, veneración y amor.
Una copia de la Torá original
Moshé escribió el sefer Torá original, y luego repartió una copia fidedigna a cada una de las tribus. La idea es que todos los israelitas tengamos a disposición una copia del original texto de la Torá para que podamos consultarlo, cotejarlo con las nuevas copias que se realicen, tenerlo siempre presente, preserva su identidad y que no sea modificado (por error, omisión o descaro). De esta manera, todos los judíos somos guardianes de la fidelidad del texto sagrado, porque su transmisión y cuidado es parte del deber que se nos impuso al momento que lo recibimos como legado eterno por parte de Dios.
Memoria
Moshé pide que sus enseñanzas no sean abandonadas, y que se preserve la memoria activa del pueblo, para que de ese modo la confianza en el Eterno perdure y la Alianza perpetua brilla en todo su esplendor.
Si perdemos la memoria, perdemos nuestra identidad.
Por ello, es fundamental cuidarla y evitar que sea modificada.
Para finalizar, este shabat es conocido como Shúva o también a veces como Teshuvá.
Estos nombres no tienen que ver realmente con la parashá, sino con la haftará que es leída en el shabat entre Rosh haShaná y Kipur, que comienza con las palabras “Shúva Israel ad Adonai Eloheja”. También, porque está en los “aseret iemei teshuvá”.
Momento espléndido para el reencuentro con nosotros mismos, con el prójimo y con Dios.
¡Shabat Shalom! ¡Gmar jatimá tová!