El EGO es un mecanismo natural, saludable, de muchos seres vivos que se dispara ante situaciones de impotencia.
Como ya hemos enseñado en muchísimas ocasiones, sus reacciones sirven para obtener atención de otros y con ello resolver el mal momento.
Cuando se usa para lo que fue diseñado y en los momentos adecuados, es una muy buena herramienta.
Pero, en el hombre se corre de su función natural y ocupa roles que no le corresponden.
Por ejemplo, provoca los aumentos de estrés innecesario y que enferma.
Por ejemplo, dispara reacciones de huida o lucha en lugar de permitir evaluar racionalmente alguna respuesta que sea satisfactoria a la impotencia planteada.
Por ejemplo, reacciona ante la impotencia sentida, que no es real ni presente; creando con ello situaciones en las que en verdad uno se pone en peligro.
Por ello es imprescindible aprender sobre el EGO, saber que existe, entender cómo funciona, descubrir modos para contenerlo y que se quede en su lugar sin provocarnos daños.
Es por esto que hemos enseñado infinidad de veces ya sobre el tema, y lo seguiremos haciendo.
Ahora aprendemos un aspecto más.
El EGO también sufre cuando falta 1%, porque también es sentido como impotencia, por tanto, como peligro.
Por lo cual, está listo para reaccionar automáticamente, haciendo que lloremos, gritemos o seamos físicamente violentos. O quizás que nos desconectemos de la realidad.
Porque, es la impotencia su disparador.
Cada falta es vivida como una impotencia.
A no ser que se haya uno entrenado para darse cuenta de la ansiedad del EGO y NO permitir que se convierta en acción. Luego, canalizar la energía que se perturba para que no perjudique, sino que sea empleada en la construcción de una mejor existencia.
Pero, no se consigue por un milagro, ni por tener muchas ganas de que suceda, ni por leer un par de manualcitos de autoayuda, ni por saberse de memoria frases y versículos, ni por orar mucho; el EGO se domestica con un trabajo paciente, metódico, constante, humilde.
Es un verdadero entrenamiento, como cuando uno se prepara físicamente para un deporte, por ejemplo.
Pero en este caso es a través de la Inteligencia Espiritual fortalecer la Inteligencia Emocional, y con ello aprender y practicar la construcción de SHALOM.
Entonces, lograremos estar en paz.
Ya que de lo contrario, ni aunque alcancemos el 100% estaremos en calma, porque el EGO estará pendiente de amenazas, creará fantasías de fracasos, perjudicará el bienestar porque esa es su naturaleza.
En resumen, a trabajar, a aprender, a desaprender, a crecer.
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