Temas que son tratados en las parshiot:
- Cada séptimo año la tierra de Israel tendrá su Shenat Shemitá, año sabático, en el cual se abstendrán los judíos de trabajarla. No sembrarán, no podarán, no cosecharán, a pesar de lo cual Dios promete que la población no padecerá de hambre, sino que, por el contrario, habrá abundancia de bendición (25: 1-7).
-
Cada cuarenta y nueve años se celebrará un año jubilar, un tiempo de redención. Toda parcela de la tierra de Israel que se vendió en el período anterior será regresada a sus dueños originales, además se condonarán las deudas y se liberará a los esclavos (25: 8-55).
-
Dios instruye a Moshé para que le insista a los israelitas en la importancia de no hacer ídolos, guardar el Shabat y respetar el Santuario del Eterno (26: 1-2).
-
Dios anuncia bendiciones a los Hijos de Israel si siguen la instrucción de la Torá y advierte sobre los múltiples contratiempos que padecerán si no lo hacen (26: 1-46).
-
Se discuten los regalos hechos al Santuario ya sea por votos condicionales o por actos incondicionales de gratitud (27: 1-34).
Es habitual considerar que Dios “descansó” en el séptimo período (día) de la Creación. Pero, ¿es eso lo que dice realmente la Torá?
Veamos:
« וַיְכַ֤ל אֱלֹהִים֙ בַּיּ֣וֹם הַשְּׁבִיעִ֔י מְלַאכְתּ֖וֹ אֲשֶׁ֣ר עָשָׂ֑ה וַיִּשְׁבֹּת֙ בַּיּ֣וֹם הַשְּׁבִיעִ֔י מִכׇּל־מְלַאכְתּ֖וֹ אֲשֶׁ֥ר עָשָֽׂה :
Finalizó Elohim en el séptimo día la obra que había estado haciendo, y cesó (vaishbot) en el séptimo día de toda la obra que había hecho.»
(Bereshit/Génesis 2:2).
Leemos que Elohim “shabbat”, es decir, paró de crear, que no es lo mismo que descansar. Él está en Su Shabat, absteniéndose de intervenir directamente en Su creación (a no ser en casos extremos), por lo cual somos los humanos los encargados de desarrollar el mundo de acuerdo a Su Voluntad. Por ello dice la Torá: “asher bará Elohim laasot – que creó Elohim para que fuera hecho”. Él asentó las bases y mantiene la existencia universal, ahora nos toca a nosotros hacer nuestra parte para perfeccionar lo creado.
Por tanto, cada vez que actuamos para promover la unidad, el bienestar, construir shalom, mejorar el entorno, etc., estamos siendo verdaderos socios del Creador.
Él nos dijo que lo hagamos durante seis días, en los cuales podemos trabajar creativamente sobre el mundo. Pero, al caer el sol del viernes es el momento para cesar en nuestra tarea de obreros y pasar a un estado diferente, de contemplación, de sencillez, de disfrute. Abandonamos la pretensión de control y nos relajamos para sentirnos parte del universo y no en frenética lucha por dominarlo.
Dejamos la actividad para darnos cuenta de que el mundo sigue girando, aunque no estemos a cargo. Aprendemos que podemos liberar la tensión, disfrutar, complacernos en el Shabat y descubrir la dimensión espiritual que se esconde en el mundo material.
Así como Dios está en Su Shabat, con una duración indeterminada; los judíos seguimos Su ejemplo y tenemos el nuestro de 25 horas cada seis días.
Pero Él quiso que también la tierra de Israel tuviera su propio tiempo de cesar la actividad creativa para permitir que se desplieguen los procesos naturales. Es el Shenat Shemitá, el año sabático, cuando hay que dejar el suelo de Israel sin laborar. Cuando vivimos en ciudades puede ser que nos olvidemos del fundamental lugar que ocupan las tareas agrícolas, pero para nuestros antepasados era evidente su importancia. Ellos vivían los ritmos de la naturaleza con mayor cercanía y comprendían que nuestro lazo con la tierra de Israel es algo más que la realización de promesas proféticas, o vínculos políticos. Para ellos era una tarea sagrada la que realizaban para producir prosperidad a partir del suelo prometido. El Eterno y nos recuerda que nuestro trabajo es valiosísimo, que las faenas del campo son sustanciales, que convertir el desierto en un jardín es maravilloso, pero hay algo más allá de todo esto. Comprender que estamos para trabajar en el mundo material para que sea reflejo sagrado del mundo espiritual.
Por eso, Él quiere que lo tengamos presente en todo momento para no perdernos detrás del materialismo, porque Él pretende que nuestra vida en este mundo sea una combinación saludable de materia y espíritu sin que descartemos ninguno de los dos.
Amplía aún más esta perspectiva el precepto del Shenat haIobel, el año del Jubileo, con las libertades que se concedían al inicio del año cincuenta del ciclo.
Conocer los diferentes shabatot nos permite conocernos un poco más.
Leo lo siguiente en el libro de Levítico: Lev 25:18 »Cumplid mis leyes, guardad mis normas y cumplidlas para que habitéis la tierra con tranquilidad. Lev 25:19 Así la tierra dará su fruto, comeréis hasta saciaros y la habitaréis con tranquilidad. Lev 25:20 »Si decís. «¿Qué vamos a comer el año séptimo, si no sembramos ni cosechamos nuestros frutos?» Lev 25:21 Yo os enviaré mi bendición el sexto año y la tierra producirá fruto para tres años; Lev 25:22 de modo que en el año octavo podréis sembrar y seguir comiendo de la cosecha anterior hasta el año noveno. Mientras no cosechéis de nuevo, comeréis… Read more »