Urgencia en Rosh Hashana

Quince minutos después de almorzar todo cambió. Estaba en la sala de urgencias luego de un dolor abdominal de valor diez en la escala del dolor. Luego de una tarde de exámenes el médico entro a la sala y nos dijo: «Traigo noticias nada alentadoras. La ecografia muestra que hay un asunto muy grave a nivel intestinal y usted debe operarse inmediatamente o va a morir. Puedo pedirle a un cirujano que hable con usted ya que es un asunto de los especialistas».

-¿Operarme? Y cómo voy a hacer para pagar las cuentas? Le dije a mi esposa en medio del shock.

-¿Cuales cuentas vas a pagar si te mueres? Dijo mi esposa.

Sorpresa, confusión, miedo, llanto, negación, rechazo, rabia, todo en cuestión de minutos. No podía dejar de pensar quién cuidaría de mi esposa y de mis hijos.

La cirujano me dijo que extrañamente la persona que iba a usar el quirófano no lo usó, y que también había una cama disponible en la sala de recuperación. Que las cosas pasan por algo y todo se daba a mi favor. Tampoco me prometía lo que no podía, tan solo me dijo que me abrirían y verían cómo proceder. Solo eso.

Después de avisar a la familia y a los amigos, hablar con Dios, despedirme de mi esposa, todo en menos de una hora, me pasaron a quirófano. Apenas tuve tiempo de asimilar lo que estaba pasando. Nadie está preparado para que le digan «te vas a morir».

-«Te van a abrir y todo va a estar bien» me escribió el Moré Yehuda en un mensaje a mi móvil. Y sí, «extrañamente» acertó. Por fortuna lo que pasó de ser el peor de los diagnósticos, resultó siendo una cirugía casi ambulatoria. Durante la recuperación en el hospital entendí varias cosas. Comprendí el valor de tener gente en quien confiar. El teléfono no paraba de sonar, los mensaje no dejaban de llegar.

Entendí que antes de salir de casa hay que asegurarse de haber expresado amor a quien corresponde, pareja, hijos.

Acostumbrarse a hacer un balance de perdones pendientes, bien sea que perdonemos o que pidamos perdón. Hay rencores que se alimentan con el tiempo y de nada sirve irnos de este mundo con ese balance en negativo.

Y finalmente, el Creador nos coloca donde debemos estar. Estar en ese hospital me permitió comprender la enseñanza del Moré Yehuda durante estos años «no podemos controlar todo lo que nos sucede», pero podemos controlar nuestra respuesta a lo que nos pasa. En un contexto de vida o muerte tienes que obligarte a vivir esas palabras.

Después de todo esto siento como si me hubiesen reseteado la vida, una nivelación de consciencia. Ir de la fase de total vulnerabilidad a experimentar total confianza en que sea cual fuese el resultado las cosas iban a salir bien.

Por un buen año y que seamos inscritos en el libro de la Vida.

Licenciado Jonathan Ortiz

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Jonathan Ortiz

Colaborador. Actualmente en Santiago de Chile.

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Una experiencia de impacto, y cargada de humanidad; de esas que lo que hacen en algunos es querer tener poderes para evitar que los que queremos sufran.

En buena hora por su mejora salud profe; en buena hora por las palabras del moré en ese momento y sus efectos en su salud. Y en buena hora por la oportunidad de vivir, y de vivir como una persona consciente

Delallel

Q impotencia debió sentirse todo ese momento.
Gracias por sus palabras y el ejemplo.
Me sumo a sus deseos.
Abrazo

Yehuda Ribco

que bueno que estes mejorando, ahora a seguir creciendo.
gracias por mencionarme.

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