Parashat Bemidbar 5768

Shabbat: Iyar 26, 5768; 31/5/08

Un comentario de la Parashá Bemidbar (Bemidbar 1:1 – 4:20)
*Eres único y tu tarea es única*

Shalom.
Bienvenido nuevamente a nuestros encuentros semanales con la Torá.

Si bien el océano de Torá es inmenso, probablemente infinito, no por ello podemos quedarnos a la orilla sin atrevernos a entrar.
Por el contrario, la propia Torá desde su monumental inmensidad nos invita a acercarnos, a entrar en su mundo, a disfrutar de sus enseñanzas, a aplicarnos con seriedad en la profundización de sus verdades reveladas.
Sea poco o mucho lo que buceemos en sus vitales aguas, siempre es de bendición y beneficio.

Pero además, debes entender el valor de la constancia, de perseverar en las conductas positivas, puesto que la repetición de un acto similar lleva a que la persona automatice un hábito y una actitud.
Esto es así tanto en lo que edifica como en lo negativo. Por ejemplo, aquel que se habitúa a la pereza, a las excusas, al discurrir del tiempo sin valor, encuentra difícil romper con ese esquema de vida.
Pero, si se van quebrando de poco los actos incorrectos y se ponen en su lugar actos edificantes, entonces se va construyendo un nuevo estilo de vida, mejor, perfeccionado.

Si cada semana nos tomamos un ratito para estudia un breve comentario de la parashá, estamos haciendo un pequeño esfuerzo, que a lo largo de las repeticiones se vuelve un hábito positivo, que probablemente nos conduzca a otros hábitos loables. Aprendemos a ser constantes, a estudiar, a analizar, a desarrollar el espíritu crítico, a confiar en Hashem, a refrescarnos en las buenas aguas de Su Torá, entre otros resultados óptimos.

Así pues, este momentito de reflexión a partir de algún párrafo de la parashá, termina por ser una gran obra de edificación personal, no solamente en el área de lo espiritual, sino en el ser humano integral.

Interesante es notar una parte de un versículo casi al final de nuestra sección:

«asignarán a cada uno su labor y su cargo.»
(Bemidbar / Números 4:19)

Contempla lo que nos enseña la Torá.
Cada uno tiene una tarea, un rol, dentro de la orquesta cósmica.
Hashem nos da una misión única a cada persona, un instrumento que debemos aprender a ejecutar, a afinar, a hacer sonar con delicia y precisión.
El instrumento que te dio a ti no es el que le dio a tu vecino.
Cada uno tiene su propio instrumento que resulta indispensable en la sinfonía universal. Si alguien no se dedica a cumplir con su misión personal, entonces la música de la orquesta universal no es perfecta, pues le está faltando un componente insustituible.
todos tenemos nuestra labor que es única e irrepetible. Tenemos un cargo que cumplir con plena responsabilidad. En definitiva nos beneficiamos nosotros y el conjunto de la humanidad.
Para que esto suceda, debemos esta conscientes de que somos los instrumentistas únicos de esta orquesta. Debemos tomar conocimiento de cuál es nuestra tarea. Debemos aprender a ejecutarla. Debemos esforzarnos para crear el hábito positivo, a través de la repetición continua de actos de edificación. Para que finalmente tengamos nuestra parte en la gran obra y se escuche una música espléndida en cada rincón de la creación.
Mira si serás importante, que tienes una labor única e irreemplazable.
Mira su eres una joya en la corona de Hashem, que Él te ha escogido para que cumplas con tu misión, porque sabe que puedes hacerlo.
Ten confianza, dedícate a construir shalom en tu ser que eso prontamente dará shalom al mundo.

Aunque creas que tu parte es pequeña, debes recordar que cada uno es insustituible, que si no haces tú tu propia tarea que Hashem te ha asignado, ¡nadie más la hará!
Y si falta hasta un pequeño tornillo, la máquina más grande puede dejar de funcionar.
Te regaló una anécdota que me llegó a mi email:

Un alto ejecutivo de una empresa de la industria
de la informática de los Estados Unidos se hallaba en un viaje de
negocios en Tokio. A pesar de su cargo, era un hombre muy humilde y compartía todos sus éxitos con sus empleados. Al
finalizar todas sus reuniones, se dirigió a un centro comercial para
comprar chocolates y regalos para sus empleados en su país.

Al entrar en el centro comercial, una diminuta dama le regaló una cálida
sonrisa y le dio la bienvenida; esto lo tocó mucho y se sintió bien, no
pudiendo olvidar la calidez en su sonrisa. Él se fijaba en ella mientras compraba; ella daba la misma sonrisa a todos los clientes que entraban al centro comercial.

El ejecutivo comenzó a preguntarse si alguna vez se sentiría ella cansada
de hacer lo mismo una y otra vez, así que se encaminó hacia ella y le
preguntó:

“Mi querida dama, ¿no está usted cansada de hacer este trabajo y cuánto tiempo ha estado haciéndolo?”

La dama sonrió y dijo:

“No, señor, yo he estado trabajando aquí por los últimos 10 años y me gusta mi trabajo”.

El ejecutivo quedó asombrado con la respuesta y peguntó de nuevo:

“¿Cómo es que ha estado haciendo ésto por 10 años y por qué le gusta su trabajo?”

La dama sonrió de nuevo y dijo:

“Señor, es porque así sirvo a mi país”.

La respuesta le pareció un tanto divertida al ejecutivo y dijo:

“¿Sirves a tu país sonriendo?”

La diminuta dama dijo:

“Sí, señor, yo sonrío y todos los clientes que llegan al centro comercial se sienten felices y relajados. Compran más, mi jefe está feliz y me paga más. Y como me paga más, yo puedo atender mejor a mi familia. Y ya que yo puedo atender mejor a mi familia, ellos están felices. Cuando los clientes nos compran, la demanda por los productos aumenta, y al hacerlo, hay más fábricas. Y cuando hay más fábricas, hay más empleos. Y cuando hay más empleos, la gente en el país está feliz. Como la mayoría de nuestros clientes son extranjeros, hay entrada de divisas, y como hay entrada de divisas, nuestro país tiene mucho dinero y se vuelve más rico cada día. La gente como usted, que le agrada nuestro servicio, visita nuestro país más a menudo, le contará a su familia y amigos. Así, mi país consigue más visitantes, más dinero, más empleos y más gente feliz. Así es como sirvo a mi país”.

Sorprendido con su actitud, el ejecutivo le dio las gracias y regresó a su país.

Trabajó duro para incorporar la misma actitud entre sus empleados y hoy, su compañía es una de las mejores compañías en el mundo.

¡Te deseo a ti y a los tuyos que pasen un Shabbat Shalom UMevoraj!
¡Qué sepamos construir shalom!

Moré Yehuda Ribco

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Otros comentarios de la parashá, resumen del texto, juegos y más información haciendo clic aquí.

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Stars Hernandez

beautiful !
me encanta esta enseÑanza y q preciosa anecdota,
en realidad muy edificativa.

orah

bellitzimo! y claro q’ no hay q’ desestimar el valor de una sonrisa! hay mucha gente q’ conto historias increibles sobre yeshuot q’ les vinieron por tener buenas midot con la gente ,sonreir etc.. una persona se salvo de los nazis ,cuando en el elevador de su casa un vecino gentil( al cual el siempre saludaba y preguntaba por su salud)le advirtio q’ el edificio estaba lleno de nazis y le explico como escaparse.. otra persona q’ trabajaba como mashguiaj de kashrut en europa,tbn se salvo de una muerte segura ,cuando quedo atrapado en un congelador gigante mientras chequeaba.. q’… Read more »

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