Conmemoración popular

En mi breve estadía en el interior del país, allí donde estuve para dirigir los servicios de Iom Kipur, me preguntaron motivos para el ayuno de esta fecha.
Por supuesto que respondí alguno de los conocidos y clásicos: dedicarnos a la espiritualidad, a la reflexión, en vez de al cuerpo; concentrarnos en lo que importa y no en lo necesario pero secundario; asemejarnos al menos por un día a ángeles; aprender a liberarnos de los impulsos pasionales, enmarcándolos y conduciéndolos, etc.
En la noche de Kipur, cuando ya estaba en mi habitación del hotel, de pronto me vino un rayo de iluminación, una idea (que creo que es) novedosa. Luego dentro de un rato buscaré fuentes y comentaristas, para comprobar la novedad o no de la idea, pero igualmente quisiera compartirla con ustedes.

¿Por qué el ayuno de Kipur?
Y especialmente, ¿por qué está tan extendido su cumplimiento, incluso entre judíos que no observan otros preceptos "fundamentales", ni de la fecha, ni durante el año?
La idea es ésta.
Para cumplir con Pesaj, dependemos de elementos, de objetos, alimentos, símbolos ajenos a nuestra vida diaria: llámese Matzá, maror, o en épocas del Templo el sacrificio de Pesaj.
En Shavuot, precisamos Torá para estudiar toda la noche, y alguien que nos enseñe, o el suficiente conocimiento como para estudiar por nuestros propios medios sin extraviarnos.
En Sucot dependemos de la Sucá, de los Arbaat haMinim.
En Rosh haShaná el precepto básico es el sonido del Shofar, para lo cual no solamente precisamos del cuerno preparado para ser tocado, sino también el conocimiento y la pericia para hacerlo sonar.
¿Cuál es la única conmemoración en la cual no dependemos ni de nuestro conocimiento, ni de nuestra pericia, ni de nuestro capital, ni de nuestras facilidades?
¿Cuál es la única fecha especial marcada en la Torá cuyo precepto esencial depende solamente de un poco de voluntad de nuestra parte?
Por supuesto, esa fecha es Iom Kipur.
Todos podemos cumplir con su precepto distintivo, sepamos o no, tengamos medios económicos o no, seamos habituales en la Casa de Estudios o no, tengamos fuerza o no, etc.
Es por esto, supongo, que el precepto del ayuno es tan respetado, sostenido y preservado.
Porque representa la esencia del judaísmo, la entrega del propio ser al servicio del Eterno.
El valor de todas las personas, en su esencia espiritual, más allá de diferencias circunstanciales.
Por esto, me parece entender, que en Kipur todos nos unimos, en una misma causa, bajo un mismo techo, con un mismo corazón, desde posiciones diversas.
Solamente Shabat se presenta con tanta simpleza en nuestro calendario, pero este es tema para otra ocasión.
Quiera el Eterno que hayamos sido confirmados en el Libro de la Vida buena.

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