Dos razones para…

Suele ocurrir que cada vez que alguien da dos razones para algo, la segunda razón es la real, en tanto que la primera razón es secundaria (o incluso falsa en algún grado).
Asumiendo que la primera es sincera, es probable que sea dicha en primer término por considerarla más admisible y que pueda crear un clima de mayor confianza entre el emisor y el receptor.
Ejemplo cotidiano: "Hola, ¿cómo estás? Mira, te llamé por dos razones. Quería saber cómo estás, y también me preguntaba si podrías hacerme un favor …".
¿No te ha pasado que hiciste algo así, o te lo hicieron?
Ahora, pensemos juntos acerca de otras oportunidades en las cuales diste dos razones, y evalúa si la primera sirvió como “entrada” para la segunda, como distracción, o hasta como excusa o apertura de un diálogo más sensible.
Vamos, tómate tu tiempo y encuentra situaciones en las que así hayas hecho o te hayan hecho.

Algo similar ocurre cuando uno brinda argumentos para rebatir a otra persona, se suele poner los argumentos más “simpáticos” delante, para luego caer con los de más peso.

No es una regla perfecta, pero es interesante observar cómo se acostumbra a actuar así.

¿Cómo se vincula esta breve exposición con el camino del constructor de shalom (sea judío o gentil)?
Te daré dos razones, y luego tú si quieres aportas más en la zona de los comentarios.
1- Porque es un dato interesante a tener en cuenta que me gustó compartir contigo.
2- Para actuar con mayor claridad y certeza en nuestras relaciones interpresonales, llevando adelante la tarea de construir shalom en todo momento y ocasión.

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