Parashat Vaieji 5762

La derrota

Está escrito en la parashá: "Pero Iosef / José les respondió: –No temáis. ¿Estoy yo acaso en el lugar de Elokim?"
(Bereshit / Génesis 50:19)

En sus edades mozas, Iosef soñaba que un día conquistaría el universo, que los astros le rendirían pleitesía.
Cuando joven, Iosef se creía superior al resto de los mortales, mejor que sus hermanos, digno de que sus padres le honraran.
De pequeño, Iosef ansiaba la conquista, el poder, la gloria, la vanagloria.
De diminuto, Iosef corría a chismorrear las acciones -apropiadas o no- de sus pares ante el padre.
De sentirse poco y nada, Iosef quería ser un dios.

Iosef recibió los golpes que la vida le tenía preparados.
Iosef cosechó los frutos de las semillas que había sembrado.
Iosef sufrió las vejaciones más humillantes… una realidad lacerante y cien veces amplificada por derrumbar ideales, mitos, creencias, anhelos, fantasías…

PERO,
Iosef supo crecer.
Iosef abandonó las caretas, en pos de la esencia.
Iosef manejó sus energías para destruir lo negativo, y construir una verdadera vida.
Iosef no se ancló a la revancha, el odio, el estigma.
Iosef ayudó a su adversario.
Iosef limpió su conciencia.
Iosef dio una mano amiga, a quien se la había mordido con anterioridad.
Iosef supo ser fiel a lo mejor que había en el potencial de Iosef.

Y por eso,
Iosef abandonó todos los pozos a los que fue enviado.
Iosef trepó desde los abismos a los que él se había encaminado.
Iosef aspiró a adherirse a Dios, y no a ocupar -imposiblemente- Su Sitial.
Iosef descubrió mejor Iosef cuando quiso verlo y no encubrirlo.
Iosef descubrió una familia cuando los vio, y no quiso conquistarlos.
Iosef descubrió un entorno en armonía, cuando el halló su propia armonía.

Iosef, fue llamado hatzadik -el justo-, a pesar de todas las trapisondas de su vida.
Iosef fue hallado en gracia por el Eterno, y por sus congéneres; Iosef alcanzó la máxima de las victorias por haber derrotado a… Iosef…

Shabbat Shalom les desea Yehuda Ribco

Destellos de la parashá

Sidrá 12ª sidrá de la Torá; 12ª y última del sefer Bereshit / Génesis.
Entre versículos 47:28 y 50:26.
La haftará se lee de I Melajim 2:1 – 2:12.
Iaacov está por morir.
Sabe que sus minutos están contados.
Ya casi está exhausto, sin fuerzas. Incluso su espíritu de visión profética lo ha abandonado. Pero, no está solo, ni ha sido derrotado.
Más allá de todos los padecimientos de su vida en Este Mundo, su familia rodea su lecho de muerte.
Él se puede despedir de cada uno, y de todos.
Él puede reafirmar la relación entrañable de los miembros de su familia entre sí; y de todos ellos con la Tierra de Israel; y de todos estos con el Eterno.
Él puede contemplar como su semilla crece y florece, e incluso vislumbrar el futuro promisorio, el amanecer luego de las tormentosas noches que se avecinaban
Y él parte quedamente. Como en un susurro.
Sin embargo, no muere.
¿No es ésta una de las pruebas de la Vida más allá de la muerte a Esta Vida?

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