Salud perfecta

Dice la Torá:

«…tened mucho cuidado de vosotros mismo…»
(Devarim/Deuteronomio 4:15)

Estas palabras han servido para, entre otras cosas, dar al cuidado de la propia salud y preservación de la vida un estatus sagrado, de origen divino (aunque no tengan el carácter de mitzvá/mandamiento).
Ya no es solamente una medida razonable, ni un instrumento de auto conservación, ni siquiera una ley humana, sino fundamentalmente un reclamo que Dios hace al hombre.

Recibimos un importante préstamo de Él, que es la vida, tanto en este mundo como en el venidero.
Porque “nuestra vida”, no es nuestra; más bien es un beneficio que estamos disfrutando, pero por el cual somos responsables ante el Dueño.
Por ello, el Creador y Dueño nos indica el camino correcto a seguir, para prevenirnos de daños, para darnos oportunidades de mejoramiento, para estar cumpliendo la misión por la cual hemos sido creados.

También es nuestro deber cuidar del prójimo, no solamente por aquello de “amarlo como a ti mismo” (Vaikrá/Levítico 19:18), sino también por:

«Cuando construyas una casa nueva, haz un parapeto a tu azotea, para que no traigas culpa de sangre a tu casa, si alguien se cayera de ella.»
(Devarim/Deuteronomio 22:8)

Y:

«No andarás calumniando en medio de tu pueblo. »No estarás sobre la sangre de tu prójimo. Yo soy el Eterno.»
(Vaikrá/Levítico 19:16)

Como advertimos, se debe ser cuidadoso ante los peligros que no solamente son físicos, sino que se incluye aquello que puede perjudicar lo psíquico (sentimientos, emociones, pensamiento) así como el relacionamiento social.
Pero no queda de lado la consideración por otros seres vivos:

«No podrás ver caído en el camino el asno o el buey de tu hermano y desentenderte de ellos. Sin falta ayúdale a levantarlo.»
(Devarim/Deuteronomio 22:4)

Y:

«Cuando sities mucho tiempo alguna ciudad para combatir contra ella, a fin de tomarla, no destruyas su arboleda alzando en ella el hacha, porque de ella podrás comer. No la cortarás; pues, ¿acaso los árboles del campo son hombres para que vengan ante ti con asedio?»
(Devarim/Deuteronomio 20:19)

Por supuesto que no se deja de lado la atención por el equilibrio del entorno físico, cuidando también del buen uso de los elementos inanimados:

«Tomó, pues, el Eterno Elohim al humano y lo puso en el jardín de Edén, para que lo trabajase y lo guardase.»
(Bereshit/Génesis 2:15)

Todo esto con un objetivo fundamental, hacer de este mundo un buen lugar para vivir y de esa forma permitir que la NESHAMÁ se manifieste.
Para lo cual también es imprescindible, de acuerdo a la Torá:

«Sólo vosotros, que permanecéis adheridos al Eterno vuestro Elohim, todo de vosotros está vivo hoy.»
(Devarim/Deuteronomio 4:4)

Tal vez todos los versículos anteriores, así como las ideas que brotan como raíces de ellos, pueden sintetizarse en un sólo párrafo de la Torá:

«Solamente cuídate y cuida mucho tu vida, no sea que te olvides de las cosas que tus ojos han visto, ni que se aparten de tu corazón durante todos los días de tu vida. Las enseñarás a tus hijos y a los hijos de tus hijos.»
(Devarim/Deuteronomio 4:9)

Es decir, así se obtiene una salud perfecta (en la medida de lo humanamente posible).

¿Cómo podemos conciliar todas estas enseñanzas con el siguiente pasaje del profeta?

«Levantad en alto vuestros ojos y mirad quién ha creado estas cosas. Él saca y cuenta al ejército de ellas; a todas llama por su nombre.
Por la grandeza de su vigor y el poder de su fuerza, ninguna faltará.’
¿Por qué, pues, dices, oh Iaacov [Jacob]; y hablas tú, oh Israel: ‘Mi camino le es oculto al Eterno, y mi causa pasa inadvertida a mi Elohim’?
¿No lo has sabido?
¿No has oído que el Eterno es el Elohim eterno que creó los confines de la tierra?
No se cansa ni se fatiga, y su entendimiento es insondable.
Da fuerzas al cansado y le aumenta el poder al que no tiene vigor.
Aun los muchachos se fatigan y se cansan; los jóvenes tropiezan y caen.
Pero los que esperan en el Eterno renovarán sus fuerzas; levantarán las alas como águilas. Correrán y no se cansarán; caminarán y no se fatigarán.»
(Ieshaiá/Isaías 40:26-31)

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Jonathan Ortiz

Tengo varias semanas sin ejercitarme como es habitual. Espero salir pronto de la situación actual y llevar una vida normal. Aun hay mucho por hacer Aqui.

Gracias Moré

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